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Acuerdo en la DC italiana para elegir secretario general a Martinazzoli

Mino Martinazzoli, abogado de 61 años, con una larga trayectoria en la Democristiana Cristiana (DC), pero de perfiles siempre discretos, será el próximo secretario general de la DC si los líderes de las distintas corrientes logran mantener hasta el 12 de octubre el acuerdo que han expresado en la últimas horas sobre el candidato.Tanto el líder del centro, Antonio Gava, como el de la izquierda, Ciriaco De Mita, el ex primer ministro Giulio Andreotti, e incluso el joven reformista Mario Segni, se han mostrado, en efecto, conformes en elegir a Martinazzoli secretario general durante el Consejo Directivo que el partido celebrará el día citado.

Este consenso, que resuelve el problema de la sucesión del dos veces dimisionario Arnaldo Forlani, ha llegado bajo la demoledora impresión de los resultados de las elecciones regionales de Mantua, donde la DC perdió, el pasado fin de semana, casi la mitad de los escasos votos que habían recogido en las elecciones generales del pasado marzo. Hay quien ya insinúa, por ello, que la elección de Martinazzoli puede ser un simple recurso para salir del paso y permitir que siga la lucha encubierta entre los jefes de las corrientes por el control del partido.

Un hombre de la izquierda, pero tan desligado de De Mita que merece la consideración de independiente, la candidatura de Martinazzoli tampoco agradaba a Gava hace pocos meses, cuando el ahora secretario in pectore anunció que se retiraba de la política porque no lograba abrirse paso dentro del partido.

Imagen seria

En el activo de Martinazzoli está su imagen seria de abogado del norte -es natural de Bresciano tocado por la corrupción y capaz de aglutinar votos, pese a los escándalos que han sacudido a su partido, según demostró en las últimas generales. Cuenta también con un denso historial, que arranca de su designación como secretario provincial de la DC en 1968 y pasa por hitos como la titularidad del Ministerio de Justicia, en el Gobierno del socialista Bettino Craxi, o, posteriormente, la presidencia del grupo parlamentario democristiano. A lo largo de esa vida política, Martinazzoli nunca demostró ansias de liderazgo y ello le favorece.Su elección debería favorecer una imagen de unidad democristiana precisamente cuando Craxi y su ex delfín, Claudio Martelli, se acusan en público de "vilezas" y "deslealtades".

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