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El Parlamento ruso aplaza la moción de censura contra el Gobierno de Gaidar

El Parlamento ruso decidió ayer, tras dos jornadas de durísimos ataques contra el Gobierno por parte de la oposición, posponer finalmente la eventual presentación de una moción de censura contra el Gabinete de Yegor Gaidar y conceder al Ejecutivo una tregua de un mes antes de aprobar cualquier resolución sobre el informe presentado el martes por el primer ministro. Durante ese periodo, sin duda, arreciarán las presiones subterráneas para descabalgar al reformista radical Gaidar y lograr su sustitución por algún dirigente moderado, objetivo inmediato de un amplio abanico de fuerzas que va de los extremistas patriótico-comunistas a los denominados sectores centristas.El presidente de la Cámara, Ruslán Jasbulátov, pese a ser quizá el principal rival de Borís Yeltsin en estos momentos, utilizó ayer toda su influencia para evitar que se sometieran a votación del pleno las reiteradas peticiones de censura planteadas por diputados del bloque de fuerzas patrióticas y comunistas, que consideran que el Gobierno ha llevado a cabo una política ultraliberal que no se ajusta a las directrices marcadas por el Congreso de los Diputados del Pueblo (macro Parlamento ruso, con plenos poderes) y que está llevando al país a la ruina, además de hacerle perder su condición de gran potencia. Jasbulátov advirtió a los diputados que plantear la censura al Gobierno nada más comenzar el curso era "un error estratégico",e insinuó que la batalla crucial debía prepararse mejor.

Los diputados de la oposición reclamaron también la convocatoria de una sesión extraordinaria del Congreso, a lo que se opuso también Jasbulátov. "Hemos de renunciar a los congresos extraordinarios y a los poderes extraordinarios para que el país entre en un periodo de normalidad", subrayó el presidente de la Cámara, con una frase en la que dejaba claro que los poderes concedidos a Yeltsin en octubre pasado hasta el 1 de diciembre no iban a ser renovados. Al mismo tiempo adelantó que, en "noviembre o diciembre", iban a iniciarse los preparativos del próximo congreso ordinario, con lo que calmó a los conservadores, que temían que la Cámara no se volviera a convocar jamás, y dejó claro ante Yeltsin y los reformistas que la batalla continúa.

La moción que pospuso por un mes el debate sobre el informe de Gaidar incluía la propuesta de que en ese plazo se estudie, por fin, la nueva ley de Gobierno, una norma con la que Yeltsin pretende mantener, en la mayor medida posible, su actual capacidad de hacer y deshacer el Gabinete a su antojo, mientras que el legislativo trata de establecer el control directo sobre los nombramientos.

En todo caso, la entrada en vigor de la nueva ley supondrá el fin del actual periodo de interinidad del primer ministro -Gaidar es jefe del Gabinete sólo en funciones- y Yeltsin deberá proponer formalmente que Gaidar siga al frente del Ejecutivo o plantear otra candidatura.

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