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El informativo '60 minutos' de la cadena norteamericana CBS cumple 25 años

No es frecuente que un programa de televisión llegue a cumplir un cuarto de siglo en antena. Y menos aún que se trate de un magazine informativo y que consiga una audiencia semanal de 30 a 50 millones de telespectadores y unos beneficios de entre 60 y 70 millones de dólares al año. Y sin embargo, 60 minutos, de la cadena norteamericana CBS, no sólo ha conseguido audiencia y permanencia, sino la credibilidad que lo ha convertido en punto de referencia para el periodismo televisivo moderno, tan imitado dentro como fuera de Estados Unidos, donde ha comenzado su 252 temporada la pasada semana.

Si se le pregunta a Don Hewitt, el motor del programa desde sus comienzos en 1968, cuál es, la explicación de su longevidad, dirá sin dudarlo que su capacidad para saber "lo que quiere el americano medio". Lo cierto es que 60 minutos nació con vocación de gran público, dispuesto a salir del apartheid de la información y competir con el entretenimiento.Frente al periodismo más sobrio de sus colegas, que no sobrepasaba nunca el 10% de la audiencia, saltó a la arena con un objetivo entonces provocador: "presentar la realidad con el mismo atractivo con el que lo hace Hollywood con la ficción". Ésta fue una de las premisas. Las otras dos apuntaban en la misma dirección: no plantear temas, sino "contar historias" y hacer un periodismo muy personal".

El éxito del periodismo de 60 minutos, "personal, pero no partidario", como gusta precisar Hewitt, se convirtió en un modelo a imitar. 60 minutos introdujo numerosas innovaciones que son ahora procedimientos normales en los informativos de todo el mundo. Baste recordar la utilización de ese primerísimo plano -el rostro que ocupa totalmente la pantalla- que hoy resulta tan habitual y que el programa patentó. La entrevista-encerrona también fue creación suya, hasta que de tanto imitarla otros programas el equipo terminó por abandonarla.

Con 60 minutos, la palabra dejó de estar supeditada a la imagen. "Es tu oreja, mucho más que tu ojo, la que te atrae al televisor", un principio que es para Hewitt tan elemental como desatendido. Incluso las desacreditadas talking heads tuvieron una nueva vida en manos de Hewitt y su equipo: "Una cabeza parlante con algo que decir es la mejor televisión". Pero sobre todo, 60 minutos ha realizado buen periodismo de investigación, con historias de dentro y fuera del país, desde la introducción del capitalismo en China Popular a los milagros de Lourdes; desde seguir la pista al tráfico de armas con Irán al análisis de la drogadicción en el mundo del ballet.

Formato

El programa se ha mantenido prácticamente sin alterar el formato durante todos estos años: tres historias seguidas de un comentario. Su enorme incidencia en la opinión pública es indiscutible: la casa Audi tuvo que retirar del mercado 250.000 coches de uno de sus modelos porque 60 minutos sacó a la luz sus averiguaciones sobre determinados problemas mecánicos.Hoy, los nombres de Mike Wallace, famoso por el estilo inquisitorial de sus entrevistas; Morloy Sofor, Ed Bradley o el recientemente fallecido Harry Reasoner figuran entre los rostros más familiares a los americanos, tanto o más que Bill Cosby. Todos han aportado al programa una brillante trayectoria profesional. Dan Rather, otra de las estrellas del periodismo americano, pasó también por 60 minutos y terminó trabajando para una imitación suya, el célebre 48 horas. También estuvo entre los regulares -cuatro hombres y una mujer forman el grupo que aparece en pantalla- la famosa Diana Sawyer, inspiración, se dice, del personaje Murphy Brown. El propio Don Hewitt tuvo la mejor escuela en el legendario programa informativo de los años cincuenta, Cas it now, que tuvo al frente al gran periodista Edward R. Murrow.

Se dice que la edad ha relajado la pegada de 60 minutos y su capacidad crítica. Pero su audiencia no deserta, y para Hewitt nunca ha habido más juez que los índices de audiencia. Y es difícil introducir novedades en un programa que hasta 1990 había proporcionado 1.000 millones de dólares de beneficios a la cadena CBS. El único talón de Aquiles lo acaba de hacer público la compañía Nielsen: la audiencia se ha hecho mayor; seis de cada diez personas que ven el programa han superado los 50 años.

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