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Declaran dos guardias acusados de torturar al etarra Urra

Un teniente y un agente de la Guardia Civil involucrados en las presuntas torturas sufridas por el etarra Kepa Urra en el hospital de Cruces declaran hoy en el Juzgado de Instrucción número 8 de Bilbao, que instruye el sumario del caso Urra, según fuentes de la, investigación judicial. El informe del forense realizado tras el incidente protagonizado por ambos miembros del instituto armado reveló nuevas lesiones en el cuerpo del liberado (a sueldo) del comando Vizcaya que no estaban detalladas en el primer estudio del forense.

El incidente del que se culpa a ambos agentes se produjo el 30 de enero y fue relatado al juez por una enfermera del centro hospitalario que "oyó gritar a una persona pidiendo socorro". La sanitaria, suponiendo que se tratara de Kepa Urra, "pidió a los agentes que inmediatamente abrieran la puerta y vio salir del interior de la habitación a dos hombres vestidos de paisano". Urra le contó que las dos personas que acababan de salir le estaban interrogando y que le habían golpeado".

"Debido a lo apremiante de la situación", la enfermera no tuvo tiempo de realizar un examen detallado, aunque observó "alguna señal de sangre en la comisura de los labios". Los dos agentes se identificaron como un teniente y un número del Servicio de Información de la Guardia Civil.

Golpes en los testículos

Kepa Urra, de 36 años, fue detenido el 29 de enero pasado. Tres meses más tarde, el presunto liberado del comando Vizcaya relató a un juez de Cádiz lo que le sucedió nada más ser arrestado. "Comenzaron a apretarme los testículos y a darme golpes por todo el cuerpo, recibiendo además amenazas de que me iba a arrepentir de haber nacido. ( ... ) Me llevaron al monte, y allí comenzaron a darme golpes. Previamente me habían despojado de toda la topa. Me golpearon con la palma de la mano sobre los oídos y con porras acolchadas en todo el cuerpo". Los dos agentes que se ocuparon del traslado de Urra hasta el cuartel fueron inculpados por el juez.Tras la detención de Urra, Daniel Vega, gobernador de Vizcaya, solamente declaró ante los periodistas que aquél había sufrido una arritmia cardiaca y un shock nervioso al derribar los guardias civiles con dinamita la puerta de su domicilio. Vega llegó a ironizar sobre el caso al decir que "las arritmias les entran [a los etarras] cuando son detenidos, pero su corazón funciona bien cuando ponen una bomba".

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