Ivan Leech,

ciudadano británico, tenía 74 años y se había ganado la vida vendiendo jabones y productos de perfumería de puerta en puerta, cuando, hace aproximadamente diez años, heredó de un primo lejano nada menos que 15 millones de dólares (cerca de 1.400 millones de pesetas). Leech decidió que nada iba a cambiar su tranquila vida y continuó haciendo sus repartos en bicicleta.Hasta su muerte, la semana pasada, ayudaba anónimamente a organizaciones de caridad. Sólo en la apertura de su testamento sus parientes descubrieron que era dueño de una gran fortuna. Fiel a su filosofía, Leech donaba 10 millones de dólares a diversas instituciones y a sus dos hijos les dejó dos, de los 12 que le quedaban.

Por su parte, la Sociedad de Juegos francesa informó la semana pasada de dos donativos de 200.000 dólares (unos 20 millones de pesetas) realizados por un ciudadano francés, que quiso mantener el anonimato, a la organización Médicos sin Fronteras y a Socorro Católico. El donante en cuestión, de 57 años de edad, resultó agraciado con dos millones de dólares con una combinación de cifras que jugaba habitualmente.

La asociación Médicos sin Fronteras ha comunicado que este es el donativo más cuantioso de todos los recibidos hasta ahora y que el generoso donante les había pedido que el dinero sea destinado, si es posible, a ayudar a combatir la situación que vive Somalia.