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Un juez absuelve a un militar que disparó a un delincuente tras sorprenderle robando a una anciana

El titular del Juzgado de lo Penal número 17 de Madrid, Eduardo López-Palop, ha absuelto, contra el criterio del fiscal, a un sargento del Ejército del Aire -JuanTomás C. G., de 38 años- que hirió en la cabeza de un disparo a un delincuente que acababa de robar el bolso a una anciana, en febrero de 1990 en la calle de Saavedra Fajardo.El magistrado ha aplicado al sargento la eximente completa de legítima defensa y rechaza que el medio empleado por el militar (efectuar dos disparos en medio de la calle) "fuera excesivo", tal como sostenía el fiscal. El suceso se produjo después de que José María O. D. (de 21 años y con un amplio historial delictivo) descendiera de un coche, y en presencia del sargento, que en ese momento pasaba por el lugar, tirase a una anciana al suelo y le arrebatase el bolso.

Según la sentencia, el militar, que vestía de paisano y llevaba su pistola reglamentaria, dio el alto dos veces al delincuente, pero al ver que éste le desoía y volvía a subirse al coche para huir, efectuó dos disparos, el primero al aire y el segundo "con dirección a las ruedas", afirmó el militar en el juicio. La bala lanzada hacia las ruedas del coche impactó en una de las puertas laterales y penetró en la cabeza del delincuente.

Informe de balística

El juez López-Palop ampara su convencimiento de que el medio empleado no fue excesivo, "sino el adecuado en ese momento", en el informe de balística. Éste revela que "ninguno de los proyectiles llegó a penetrar directamente en el espacio destinado a ocupantes", y "no descarta la posibilidad de que un casquillo de la bala se rompiera al impactar contra la puerta e invadiera el interior del vehículo".El juez sostiene que cabe aplicarle la legítima defensa porque en la actuación del sargento concurren los requisitos que establece el Código Penal para este supuesto: "No hubo una provocación previa al delincuente, actuó ante una agresión ilegítima y efectuó los disparos tras desoír el agresor el alto y darse a la fuga".

El fiscal reclamó que se impusiera al militar una condena de tres meses de cárcel, por considerar "excesivo" el empleo de la pistola en plena calle. Al delincuente, que tardó en curar 30 días, le ha quedado como secuela "una ventana ósea en la región parietal".

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