Canadá reformará la Constitución para satisfacer a Quebec
Los principales responsables políticos de Canadá alcanzaron, el pasado sábado, un acuerdo de principio para llevar a cabo una reforma sin precedentes de las estructuras e instituciones políticas del país. La actual Constitución confederal, vigente desde hace 125 años, será modificada para dar cabida a las aspiraciones independentistas de la provincia francófona de Quebec y garantizar la unidad del país.El Parlamento confederal será reformado y cederá importantes atribuciones a los Gobiernos regionales de cada una de las 10 provincias en que se divide Canadá.
"Quebec ha obtenido beneficios sin precedentes", declaró ayer Brian Mulroney, primer ministro canadiense, ante un grupo de periodistas. "Hemos logrado un compromiso justo y honorable que fortalecerá Canadá".
Se espera que el acuerdo ponga fin a la incertidumbre sobre la unidad canadiense, que ha venido siendo puesta en entredicho por las aspiraciones independentistas de los habitantes francófonos de Quebec. Pero todavía debe ser ratificado por el Parlamento y cada una de las asambleas provinciales.
El histórico acuerdo, que ha sido alcanzado después de seis meses de consultas a lo largo de todo el país, garantiza la autonomía a los 750.000 nativos y esquimales Inuit.
Quebec ha logrado la garantía de que mantendrá una representación del 25% en la Cámara de los Comunes canadiense. Se evita así el temor de los francófonos, cuya tasa de natalidad es cada vez más baja, de ser absorbidos por la mayoría anglohablante. El Senado, que actualmente es designado en relación al volumen de población de cada provincia, pasará a ser un cuerpo elegido por sufragio universal con idéntica representación para cada una de la provincias.
Peculiaridad
Quebec ha conseguido también el reconocimiento de su peculiaridad como sociedad con una identidad distinta en el seno de Canadá, con lo que se asegura la supervivencia de la lengua y cultura francesas, además del código civil propio.También ha conseguido la posibilidad de ejercer el derecho de veto sobre futuros cambios en las instituciones federales o ante la eventual creación de nuevas provincias.
Robert Bourassa, primer ministro de Quebec, declaró, después de cinco días de intensa negociación con los demás líderes canadienses, que estaba "muy satisfecho con los resultados". Y añadió: "Canadá entra en la senda de la estabilidad después de dos años de incertidumbre. Los habitantes de Quebec que creen en la paz y la prosperidad celebrarán este acuerdo". No es ése el punto de vista de los independentistas de la provincia, que rechazaron ayer el acuerdo y acusaron a Bourassa de "traidor", por haber "apuntalado las esperanzas nacionales de Quebec".
La nueva Constitución que surja de la reforma cederá a las provincias canadienses la competencia sobre cuestiones forestales, turismo, explotación minera y desarrollo urbanístico, entre otros sectores económicos.
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