Rebeldía y conservadurismo
Desde que el Gobierno socíalista llegó al poder hemos asistido a una transformación camaleónica que reflejará algún día la historia, con los calificativos que se merece. Nuestra integración en la OTAN fue sólo el primer paso conservador de un socialismo que ha traído a España el capitalismo salvaje de Occidente, y que ahora estamos empezando a pagar con las facturas de Solchaga.En lugar de fomentar la solidaridad social a todos los niveles se ha permitido la implantación de la ideología del consumo; una absurda enfermedad cuyo principal mérito es el de crear en nosotros necesidades que no teníamos; de una publicidad que nos insulta y nos pisotea impunemente porque la ley está bastante ocupada con reformas constitucionales que permitan recortar un poco más la libertad individual (el espíritu que paradójicamente hizo nacer la Constitución), y una política que, como los medios de comunicación, cada vez está más personalizada, y podemos ver a políticos y periodistas entregados a rencillas personales mientras la población asiste atónita al esperpéntico espectáculo que les proporcionan quienes deberían destilar honradez y responsabilidad.
Yo soy joven, y me entristece ver desaparecer la rebeldía y el idealismo propio de gentes de mi edad, en favor de un conservadurismo nada original que nos impulsa a integrarnos cuanto antes en una sociedad en la que no creemos. Mucha culpa es nuestra, porque aceptamos el mal menor sin buscar alternativas, pero el resto es toda de esas eminencias cuyos nombres suenan constantemente en nuestros oídos, y no precisamente para bien.-
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