Todos contra el ruido

Al igual que ocurre con el fuego, cada verano el ruido se convierte en una pesadilla para buena parte de los ciudadanos que habitamos este país. Parece como si el respeto a los derechos de los demás pudiera ser pisoteado por quienes creen divertirse proporcionalmente al ruido que emiten sus televisores en el balcón, sus motocicletas en las calles o los altavoces en las múltiples terrazasPasa a la página siguiente Viene de la página anterior

y verbenas que pueblan nuestro entorno.

Aparte de rogar a los que así actúan que sean más considerados con los demás, y a las autoridades locales que vigilen el cumplimiento de la! normativas vigentes en cuanto a ruidos, especialmente durante el verano, creo que es fundamental intentar corregir a medio y largo plazo estos malos hábitos de muchos españoles mediante la concienciación de que ni la televisión se verá mejor por estar más alta, ni las motos corren más por ir sin silenciador (como ha dicho varias veces el bicampeón del mundo Sito Pons), ni la música de las verbenás será más divertida por impedir dormir al vecindario. Todos tenemos que participar en esta labor -que ustedes ya han empezado desde sus editoriales y debe tener continuación en la denuncia sosegada pero firme por parte de los que sufrimos la dañina contaminación acústica-, cuyos efectos sobre la mente son más nocivos de lo que parece.

La marcha, a la que hacen referencia ciertos defensores del ruido, no se va a resentir por bajar algunos decibelios las emisiones veraniegas. Más bien al contrario, todos podremos disfrutar de nuestras marchas particulares al poder elegir libremente lo que más le guste a cada uno, mejorando la convivencia y la calidad de vida.- Eduardo Rodríguez Pérez.