"El arte español sigue siendo la cenicienta de Europa"
María Corral difícilmente olvidará el año 1992. Desde su despacho ha ido capeando la lluvia de críticas a su gestión lanzadas desde el Partido Popular, y la tormenta generada por el traslado del Guernica a las salas del edificio de la calle de Santa Isabel. De momento ha ganado el primer asalto.Pregunta. ¿Qué se dice por ahí fuera. del arte que se hace hoy en España?
Respuesta. Es curioso, pero el arte español sigue siendo la cenicienta del arte europeo.
P. ¿Todos los demás países van por delante?
R. Casi todos. Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Gran Bretaña. En la última Dokumenta de Kassel, por ejemplo, había 12 belgas, no sé cuántos italianos, suizos..., incluso yo creo que había más artistas polacos que españoles, que solamente había tres.
P. ¿Y eso por qué?
R. Pues un poco por todo. Las galerías son débiles, nuestra crítica de arte no es suficientemente potente y considerada, apenas hay revistas de arte...
P. ¿Y los artistas qué hacen para formarse? Con ese panorama parecería lógico que fuesen un poco paletos.
R. Pues no. Los artistas españoles no han sido nunca paletos. Incluso en los años finales de los sesenta y principios de los setenta, que quizá han sido los peores años hablando de información, tenían un conocimiento de lo que se hacía fuera. No podían viajar para ver museos y exposiciones, pero se arreglaban con libros y catálogos. Y ahora los jóvenes tienen una información espléndida, no sólo viajan a menudo, sino que además viven al menos durante algunos meses en Londres, Nueva York o París.
P. ¿Tiene también la impresión de que la gente en general está mejor informada?
R. En exposiciones, por ejemplo, estamos no ya al mismo nivel, sino muy por encima de ciudades, como París, que tradicionalmente han estado en cabeza.
P. ¿Se está apuntando un tanto ?
R. En estos momentos, las exposiciones del Reina Sofía son mejores que las del Pompidou.
P. ¿Por qué, mejores?
R. Son más informativas, tienen mayor riesgo, la actualidad está mucho más presente y, sobre todo, son menos chovinistas.
P. Entonces ¿cuál es el problema?
R. El problema es que el coleccionista español aún tiene prejuicios sobre el arte más actual.
P. Y no lo compra.
R. Compra poco.
P. ¿Y quién tiene la culpa de que al posible comprador no le guste el arte contemporáneo?
R. Es complejo. Los museos, las galerías y los críticos tienen algo que decir en este terreno.
P. Cuando decimos que en España hay exposiciones y museos contemporáneos siempre hablamos de las grandes capitales. Pero hay provincias enteras que están totalmente huérfanas.
R. Ni siquiera hay algo en todas las grandes capitales. En Sevilla, por ejemplo, con el número de habitantes que tiene, está sólo la galería de Juana de Aizpuru. Y no hablemos de Bilbao. Quitando Valencia, Barcelona, Zaragoza y Madrid, lo demás es un desierto.
P. ¿Por dónde va a ir él arte del futuro?
R. Yo creo que estamos en un momento de impasse. Las apuestas son tantas, la creación es tan múltiple, conviven tantísimas tendencias que realmente la creación pasa de ser un manifiesto de un grupo o una colectividad a ser una expresión autónoma, individualista.
P. ¿Cree que, el arte todavia puede hacer algo por el hombre?
R. Para mí, el arte es una gran apertura hacia el conocimiento. No creo que seas igual después de haber visto una exposición con la cual has conectado. El arte es una forma de conocerte a ti mismo.
P. Los dadaístas decidieron que no era lícito seguir haciendo arte cuando en el mundo ocurrían tantos horrores. ¿No le parece que en las circunstancias que ahora atraviesa Europa puede retomarse esta actitud?
R. Es que yo no creo que este momento sea especialmente terrible, lo que creo es que ahora lo que pasa en Sarajevo lo sabemos a la mañana siguiente. No creo que los horrores sean mayores, al contrario, se conocen antes y se intentan paliar.
P. En cualquier caso, podemos planteamos si el arte debe quedarse al margen o no.
R. El arte nunca está al margen. Aunque no lo refleje directamente, el artista tiene conocimiento de lo que ocurre a su alrededor, no está en Babia.
P. Usted cree entonces que los acontecimientos exteriores influyen en el artista. Pero ¿influye el artista en los acontecimientos?
R. Ocurren las dos cosas. Lo que pasa es que vivimos en un momento en que el artista tampoco tiene el mismo sentido que tenía antes, la figura del artista como héroe ya no existe. Ese tipo de figuras han desaparecido, igual que han desaparecido en la literatura o en el pensamiento.
P. Ahora que el Guernica está de actualidad vuelve a hablarse del artista que consigue lanzar un grito contra algo. En algún momento estuvo claro que el arte gritaba, no sé si ahora lo hace...
R. Yo no sé si ahora vemos en el Guernica más de lo que fue en su momento. Ahora vemos ese símbolo y lo utilizamos porque estamos buscando símbolos, como la del americano matando fríamente al vietnamita de un tiro en la sien es mejor símbolo que una pintura.
P. Pero ¿puede o no servir el arte de bandera?
R. Lo que quiero decir es que en muchos casos el arte se adelanta, y es a posteriori cuando se le reconoce al artista su visión de ese momento. El fin de los héroes, el fin de las ideologías y lo que podemos llamar el fin de las vanguardias ha sido un adelanto de lo que luego ha ocurrido políticamente. O sea, que las ideologías en arte han terminado antes que las ideologías en política. Todo es más café con leche: los socialistas son menos socialistas, el comunismo desaparece, los conservadores ya no son de extrema derecha...
P. Hay quien opina que lo que está de moda hoy en arte es ser tradicional.
R. Yo no lo creo. Algo de eso hay, aunque con otro sentido. Las religiones, por ejemplo, han perdido el papel tan preponderante que tenían, pero continúa su necesidad. Lo que pasa es que ahora ya no es una religión, sino muchas religiones y muchas ideologías. Se ha perdido ese mundo dividido en buenos y malos, verdad y mentira, lo positivo y lo negativo. Pero lo que sí es tradicional es tener de nuevo esas necesidades que parece que durante mucho tiempo no hemos tenido.
P. Se dice que ahora el arte es más insolidario e individualista, que el artista no acepta más compromiso que consigo mismo.
R. El artista no ha asumido nunca otros compromisos.
P. Pero en otro tiempo a los artistas se les ha pedido.
R. Yo creo que siguen igual. Yo creo que todo ha cambiado poquísimo. Ahora el artista es más libre, más vinculado a un orden moral, pero porque todos somos más libres. Eso sí es algo propio de final de los años ochenta: la vuelta a un sentido ético y a un compromiso con la obra de arte.
P. ¿Se había perdido el sentido ético?
R. Durante unos años hemos tenido una crisis en la moral, pero no solamente en el arte, en todo. Ha sido el momento del enriquecimiento, de la no preocupación por nada sino por salir adelante pase lo que pase. La crisis económica que vino a continuación ha obligado a replantearse no sólo la ética del comportamiento social, sino también la ética del comportamiento artístico.
P. ¿Podemos decir que esto! que vienen son tiempos mejores?
R. Sí, son tiempos mejores.
P. Sinceramente: cuando ya no esté al frente del Reina Sofía, ¿se va a sentir contenta de que el Guernica esté aquí?
R. Yo había visto muchas veces el Guernica en Nueva York y siempre me dolió cómo estaba instalado. En el Casón sólo tenía un valor simbólico, político. Ahora recupera su valor artístico sin perder su valor emblemático. Sí, creo que verdaderamente voy a estar muy contenta de que esté en el Reina Sofía.
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