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Las vaquitas

Un científico afirma que las vacas serán responsables de] fin del mundo. Tras años de investigación, ha descubierto que las vaquitas son bastante cochinas y no se limitan a mirar con ojos lánguidos el paso del tren, sino que lo celebran expeliendo ventosidades por delante o por detrás, indiscriminadamente, o evacuando plastas como txapelas.Olvida el sabio, sin embargo, que en cuestión. de evacuaciones y ventoseos no están solas en el mundo las vaquitas. Los humanos saben hacer lo mismo, y además con esmero. Algunos se complacen en evacuar catalina y dejarla de recuerdo allá donde les dé el apretón. Otros no se privan de soltar un sigiloso cuesquecillo en medio de las aglomeraciones, y cuando empiezan a subir los efluvios, disimulan miraando con ostentosa Inquina al incauto congénere que tengan al lado. Y en cuestión de regüeldos, la humanidad los prodiga para glorificar al Señor por las viandas recibidas. Hay incluso virtuosos. Cierto marqués interpretaba la jota de La Dolores en eructación sostenida, sin respirar ni nada. Al Tío Desiderio le invitaban a las bodas porque poseía la rara habilidad de zullarse in crescendo, y cuando estaba inspirado armaba tal estrépito que ya no hacía falta alegrar la fiesta tirando cohetes.

Culpar a las vaquitas del deterioro del medio ambiente porque ponen la tierra perdida de cagallón y de flatulencias el cielo es injusto, pues los seres humanos también hacen lo suyo, según queda demostrado. Y además constituye una irresponsabilidad. Vivimos tiempos en que la gente necesita liberar sus frustraciones zurrándole la badana a alguien, para lo cual se inventa maniqueos. Ahora persigue fumadores, y sólo faltaría que los frustrados se echaran también al monte para pegarles una paliza a las vaquitas. Ellas, que dan leche sin meterse con nadie. Y si a las pobres se les escapa un pedete, pues bendito sea Dios.

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