El timo del extranjero

Camareros que se olvidan de entregar la factura, que se equivocan al dar el cambio y que cometen errores al sumar que siempre perjudican p al bolsillo del cliente. Un redactor de EL PAÍS y una periodista extranjera consumieron en varios veladores los mismos productos y comprobaron que los turistas llevan todas las de perder cuando tienen que pagar. Ése es el panorama este verano en varias terrazas de la plaza Mayor, dos meses después de que este periódico denunciase los mismos hechos.

En mayo, una periodista extranjera pagó el doble que otra española por una tortilla en la cafetería Cristina. En este lugar no ha vuelto a surgir la picaresca de los precios, aunque el boleto de caja sólo se entrega cuando el cliente lo demanda.Sin embargo, en la terraza El Soportal, la denuncia no ha causado efecto. Una redactora extranjera pidió esta semana una ración de aceitunas y un zumo de naranja. El periodista español solicitó en una mesa próxima exactamente lo mismo y al mismo tiempo. El camarero tuvo a bien regalar al español 125 pesetas, o quitárselas a la extranjera, porque en un caso la factura fue de 750 pesetas, y en el otro, de 875. La estafa se produjo a las seis de la tarde de un miércoles.

La suerte que corra el cliente dependerá en muchos casos del camarero que le atienda. Así, durante la mañana del jueves, la chica alemana pidió en la terraza Los Galayos una ración de jamón, un pincho de tortilla, una cerveza y un refresco. Por todo, 3.300 pesetas. Por la noche, los mismos productos le costaron al español 4.300. Tras revisar la factura, el camarero se excusó.Bromas y olvidosEn la cafetería Magerit, la extranjera dio 300 pesetas por un zumo de 250, y aún espera la devolución del cambio. En el bar El Tineo, sin embargo, los dos camareros que atendían a la chica se reían de ella cuando se daban cuenta de que sólo hablaba inglés. Cuando pidió una factura para el helado consumido, le dieron un papelito verde escrito a mano y olvidaron además devolver las 1.000 pesetas de cambio.

El dueño de este establecimiento declaró el pasado junio que no iba a tomar ninguna medida para evitar los fraudes: "El mejor control soy yo mismo, que me paso el día aquí".

El Ayuntamiento desarrolla desde hace dos semanas una campaña para inspeccionar las terrazas. Lo más escandaloso que descubrió el concejal de Salud y Consumo, Simón Viñals, fue que en muchos de estos locales el personal de cocina no cuenta con el título de manipulador de alimentos.

En la inspección de Consumo se comprobó que en el 23% de los establecimientos las facturas no llevan incluido el IVA, y que en el 26% de los casos no se entrega la cuenta a los clientes. Al mismo tiempo, una de cada tres terrazas abre pasadas las doce de la noche.

La campaña está dirigida a los veladores de temporada. Los de la plaza Mayor son permanentes, cuya competencia corresponde al concejal de la junta de Centro, Ángel Matanzo. El edil dijo que él no estaba autorizado para sancionar por esos motivos a los empresarios, a no ser que infrinjan normas sanitarias.

No obstante, Matanzo ordenó ayer a, un policía municipal que advirtiera a los empresarios de las terrazas: "El concejal es muy tolerante con ustedes; les permite poner alguna mesa de más, pero ya están llegando, demasiadas quejas sobre su modo de actuar".Esta información ha sido elaborada con la ayuda de Gabriele Knetsch y Martin Rosenberg.