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Entrevista:

"Las políticas de empleo son caducas"

Sergio Arzeni -antiguo, secretario particular del primer ministro Aldo Moro, autor de Capire Europa y actual administrador principal de la OCDE en París- ha sido, durante los últimos años, uno de los mayores impulsores de1as políticas de creación de empleo entre los miembros del club de los países ricos.

Las condiciones para disminuir los 30 millones de parados que registran actualmente los 24 países de la OCDE no parecen en estos momentos las mejores tras las pesimistas expectativas de crecimiento que ha constatado la OCDE para los próximos meses'. A lo largo de esta charla, Sergio Arzeni expone algunas de las nuevas paradojas que caracterizan la presente coyuntura en relación al trabajo y los obstinados errores de las políticas económicas al uso, tanto en el Este como en el Oeste, para abordar la situación.

Pregunta. El último informe de la OCDE ha corregido a la baja las perspectivas de crecimiento económico. ¿Cómo va a afectar esta tendencia a la ascendente tasa de desempleo que sufre Europa?

Respuesta. En primer lugar, debo decir que no existen relaciones mecánicas entre crecimiento y empleo. Durante los años ochenta, países como Estados Unidos han creado empleo incluso con tasas de crecimiento débiles o nulas. Al mismo tiempo, países con un fuerte crecimiento, tal como Japón, han visto paralizada la creación de puestos de trabajo. Existen factores, tales como el nivel y el crecimiento de la productividad, la estructura demográfica, la tasa de participación de la población activa, el funcionamiento del mercado de trabajo, el ritmo y la intensidad de la difusión de las novedades tecnológicas, que determinan fuertes variaciones en el impacto del crecimiento sobre el empleo de un país a otro.

P. ¿Puede decirse por tanto que ha cambiado la clásica ecuación crecimiento /empleo durante la última década?

. R. Bueno, de hecho, en los años setenta parecía que la curva de Okuri establecía una relación irrefutable entre crecimiento y empleo, pero actualmente los cambios estructurales le han cuestionado con fuerza. Las paradojas del desempleo se multiplican ahora por todas partes. Cada. vez es más frecuente que mientras existe una masa de trabajadores en busca de ocupación, simultáneamente otra masa de empresarios no encuentra el personal que necesita. Con ello se llega al absurdo de registrar, en un mismo periodo, aumento del paro y aumento de la creación de empleo; aumento en la tasa de crecimiento y aumento en el desempleo.

P. Y, ¿cómo piensa la OCDE que pueden resolverse estas disfunciones?

R. Precisamente, actualmente el Consejo de Ministros de la OCDE nos ha encargado a un grupo de expertos la elaboración de un amplio estudio sobre las causas y los posibles remedios del paro que se genera en esta nueva situación y que, por su complejidad, ha invalidado las políticas convencionales que venían practicando la casi totalidad de los Gobiernos.

P. ¿Seguirá apostando la OCDE, y usted en particular, por las políticas de desarrollo local que han propugnado con insistencia en los últimos años?

R. En mi opinión, han sido las políticas macroeconómicas las que han venido fracasando, una tras otra, en los últimos tiempos. El tratamiento del empleo desde una perspectiva microeconómica y estructural, antes considerada marginal, ha sido, a mi juicio, la única que verdaderamente ha dado sus frutos. En muchos países el incremento del número de trabajadores independientes ha 'impulsado poderosamente a la creación de puestos de trabajo durante la última década. La creación de empleo puede identificarse ya con la creación de empresas. De hecho, el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas y de una cultura empresarial forman parte de una estrategia de desarrollo local que se opone a la llamada cultura de la dependencia; esa cultura que espera todo de las transferencias de recursos públicos y las inversiones de grandes empresas, nacionales o internacionales. El error, todavía presente, es primar la lógica. de los grandes proyectos frente a la lógica más eficaz de las pequeñas empresas y las iniciativas locales. Infraestructuras socialesP. Una receta desviada que, por lo visto, se está aplicando ahora mucho en los países del Este.

R. En efecto. Desgraciadamente, no sólo se sigue insistiendo con esta lógica estéril en varios países occidentales, el error se extiende a la Europa central y oriental. Las ayudas económicas de Occidente están privilegiando las grandes infraestructuras físicas y descuidando las infraestructuras sociales. Las ayudas se ocupan de las grandes empresas nacionales o internacionales y no atienden a los * nuevos empresarios, a menudo obligados a sumirse en la ilegalidad y el fraude. El Berd, el nuevo banco destinado a la reconstrucción y desarrollo de la Europa del Este, ha decidido financiar tan sólo los grandes proyectos. Es un grave error. Para cualquier observador interesado es evidente que únicamente los empresarios locales crean los empleos necesarios tanto para el desarrollo de su economía como para la supervivencia de la democracia. Las grandes empresas acaban creando paro.

P. En su respuesta contrapone usted inversiones en "infraestructura física" a inversiones en "infraestructura social". ¿Qué quiere decir con "infraestructura social"?

R. En. la Europa del Este, lo más importante, y urgente es la creación de una clase de empresarios y capitalistas capaces de sostener la transición hacia una economía de mercado. Pero hasta el momento no se ha planteado una verdadera política de promoción del empresariado ni para fomentar las inversiones endógenas. Más bien, ha empezado a cundir una fiscalidad punitiva e ineficaz. La identificación de empresario con especulador, tan del gusto de la ideología marxista, se encuentra todavía presente. Pero usted me preguntaba por el significado de la expresión "infraestructura social". Desde hace 30 años hemos llevado a cabo políticas de cooperación a favor tanto de los países del sur como de las regiones subdesarrolladas de los países del norte, todas ellas basadas en la mejora de las infraestructuras físicas. Pero una gran cantidad de estudios han demostrado ya nuestros errores y hemos comenzado a corregir las políticas de cooperación y de desarrollo regional. En Italia, por ejemplo, durante los últimos años se han invertido más de 2.000 millones de dólares para apoyar a jóvenes empresarios y ayudarles a crear decenas de miles de puestos de trabajo en pequeñas y medianas empresas. Se trata de una ruptura con un pasado que construía "catedrales en el desierto". Pero temo que esta desafortunada estrategia se esté repitiendo en el Este de Europa donde las multinacionales acaban generando paro.

P. Finalmente, a propósito de la reciente reunión que usted presidió en Nápoles sobre las relaciones entre empleo y medio ambiente, ¿qué conclusiones se obtuvieron?

R. La conclusión definitiva es que contrariamente a la opinión más divulgada, la protección del medio ambiente incide positivamente sobre la ocupación. La experiencia alemana es contundente: entre 1980 y 1990 se crearon nada menos que 600.000 puestos de trabajo gracias a los programas de control de la polución y el desarrollo de las ecoindustrias. Efectivamente, las leyes en defensa del medio ambiente conducen al cierre de empresas contaminantes. Pero la evaluación no debe hacerse a corto plazo. Alemania ha adquirido ya un liderazgo en las tecnologías anticontaminantes y ha logrado, con ello, elevar notablemente sus exportaciones e incrementar su tasa de empleo y su nivel de riqueza.

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