Los resultados consolidados del Grupo Torras elevan las pérdidas de 1991 a 37.217 millones
El consolidado del Grupo Torras y sus sociedades dependientes cerró el ejercicio de 1991 con unas pérdidas de 37.217 millones de pesetas, según el borrador de auditoría -prácticamente definitivo- que están elaborando los analistas de Coopers and Lybrand. Esta cifra de pérdidas es muy superior a la prevista para la sociedad matriz durante el pasado ejercicio (29.395 millones de pesetas), según otra auditoría que está terminando el mismo equipo de auditores (ver EL PAÍS de 19 y 20 de julio). El elevado volumen de pérdidas que reflejan los resultados consolidados revela que la situación del conjunto de sociedades de KIO (Kuwait Investment Office) en España es mucho más delicada de lo previsto.
Al igual que ya ocurrió con la sociedad matriz, también en el caso de los resultados consolidados, los cálculos efectuados por los auditores son radicamente distintos a los presentados por la sociedad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, en que declaró un beneficio de 2.997 millones de pe setas por el pasado ejercicio.La consolidación de las cuentas de las sociedades es un mecanismo exigido por la ley que da una imagen mucho más fiel de los grupos empresariales al eliminar las duplicidades de las operaciones realizadas entre las compañías del grupo. Además, los resultados consolida dos incorporan también los re sultados de otras empresas que no aparecen controladas directamente por la matriz pero en las que se tiene una posición dominante a través de participaciones indirectas por medio de otras sociedades. En el caso del Grupo Torras, los resulta dos consolidados son especial mente significativos por tratarse de un grupo con numerosas operaciones cruzadas, (compraventas y créditos) que hacen muy difícil el conocimiento exacto, tanto de los resultados como del valor patrimonial.
Gastos financieros
Como puede apreciarse en la cuenta de resultados (ver cuadro adjunto) las pérdidas se registran en todos los niveles. Empiezan en los resultados de explotación (-13.375 millones); siguen en los financieros (-30.764 millones de pesetas) y alcanzan los -51.037 millones en los resultados ordinarios.El capítulo de gastos extraordinarios incluye una partida de donativos por un valor de 1.532 millones de pesetas, aunque los auditores no identifican a los beneficiarios finales de los mismos. Los cambios más significativos de la cuenta de resultados se registran en los beneficios por ventas de participaciones en sociedades del grupo que registran una caída en picado, de 33.782 millones de pesetas en 1990 a 4.741 millones en 1991. También son significativos los cambios registrados en los capítulos de pérdidas por inversiones financieras temporales, que pasan de 869 millones en 1990 a 7.558 millones de pesetas en 1991, y las amortizaciones, que suben de 4.502 millones a 12.277 millones de pesetas en el pasado ejercicio.
Una de las razones del cambio radical entre los resultados de 1990 y los de 1991 es el cambio de criterios contables aplicados por los nuevos administradores. Los efectos producidos por estos cambios contables han sido contestados por los antiguos gestores, cuyo principal responsable fue Javier de la Rosa, hombre de confianza de KIO en España hasta hace dos meses, y que todavía cuenta con la confianza de influyentes personajes del emirato de Kuwait.
A pesar de aplicarse unos criterios distintos, los auditores han dejado buena nota de que "dichas cuentas anuales se presentan de acuerdo con la normativa mercantil española y considerando también las líneas de actuación contable generales del accionista".
Polémica contable
El deterioro de la cuenta de resultados se debe en parte a los distintos criterios de contabilización de las inversiones efectuadas por el grupo. En el pasado, las inversiones efectuadas se valoraban añadiendo al precio de adquisición el valor de las plusvalías tácitas, calculadas por un experto independiente. Es decir, el valor de las inversiones se incrementaba sustancialmente revalorizando los bienes adquiridos en base a plusvalías tácitas o a un fondo de comercio (clientela, posición estratégica).Sin embargo, este criterio de valoración del pasado consistente en aumentar el valor de las inversiones al incorporarles un fondo de comercio, está causando también serios problemas al grupo. La norma legal autoriza este tipo de revalorizaciones recurriendo al fondo de comercio, pero les exige como condición que efectúen una amortización del 10% del valor del mismo en la cuenta de resultados. Ello supone que las revalorizaciones de este tipo sólo pueden aplicarlas las sociedades que realmente tienen un alto nivel de beneficios por estos fondos. Cuando no tienen suficientes beneficios, la ley obliga a pasar todo el fondo a resultados, lo que origina elevadas pérdidas, como es ahora el caso de Torras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.