Se rompieron los frenos

La Bolsa ha perdido todos los frenos y se encamina por una pendiente de largo recorrido que puede poner el mercado por debajo de los mínimos de 1990, y los precios de las acciones a gran distancia del valor contable. No deja de ser extraño, por eso, que algunas sociedades de asesoramiento extranjeras aconsejen a sus clientes entrar en la Bolsa española para quedarse a medio plazo y esperar tiempos mejores. Como no deja de ser verosímil que alguien esté aprovechando las caídas generalizadas para tomar posiciones en empresas de buen porvenir.La Bolsa demuestra una escasa confianza en el futuro de la economía. El retraso del Ejecutivo en tomar medidas para enderezar la situación de la economía ha puesto nerviosa a la Bolsa. La situación económica, con un crecimiento algo mayor del 2%, no es sobre el papel tan mala como para justificar la caída libre de la Bolsa. Lo que está pasando es más bien una desconfianza o una apuesta de que la economía va a empeorar. La subida de los tipos de interés a largo, tanto en el interbancario como de la deuda del Estado -sobre todo los bonos-, están demostrando claramente que la apuesta pesimista del inversor se está concentrando en el medio y largo plazo.