Echávarri: "Ha sido una etapa dantesca"

El esfuerzo desarrollado por unos y otros a lo largo de la primera etapa alpina, tras el aperitivo de ayer, interfirió las celebraciones. Miguel Induráin era de nuevo el líder del Tour, pero, sin embargo, no parecía un hombre radiante de felicidad. José Miguel Echávarri, el director de su equipo, el Banesto, había conseguido el objetivo previsto, pero prefería reservarse una opinión sobre el futuro inmediato. Finalmente, Pedro Delgado era el menos satisfecho, pero sus declaraciones estaban en sintonía con el ambiente."Ha sido una etapa dantesca", adjetivó Echávarri como el mejor resumen de la jornada. Induráin rehusó por vez primera el protocolo de acudir ante las cámaras de la televisión. "Otro día, por favor, porque hoy estoy muy cansado", se excusó el navarro.

Casi ocho horas de desgaste bajo el sol dejaron su huella en corredores que ayer deberían sentirse felices. Induráin cruzó la meta claramente agotado, pero era el líder del Tour. Claudio Chiapucci había ganado, pero Pascal Lino quedaba destrozado. "Hoy ha sido el día más duro de este Tour, pero el Giro también lo fue mucho y lo aguanté. No he pensado en otra cosa que no fuera llegar a la meta. Lo más importante era conseguir el jersey amarillo y ya lo tenemos. Ahora nos toca defenderlo. No será fácil", comentó Induráin.

"Chiappucci, grandísimo"

El nuevo líder esbozó un elogio de Chiapucci: "Lo que ha hecho hoy es grandísimo. Era una etapa muy larga y no se podía atacar tan pronto. Pero él lo ha intentado y con éxito". Sobre el tramo final fue más explícito que en otras ocasiones: "Ha sido tremendo. Cuando me he marchado de Bugno no he pensado en si él iba bien o iba mal, sino enmarcar mi propio ritmo. Hasta ese momento la verdad es que habíamos hecho los relevos entre nosotros como buenamente podíamos hacerlos".

Induráin cumplió los trámites que corresponden a todo líder y se apresuró a trasladarse a su hotel. De forma manifiesta, reveló su preocupación por el desgaste que le haya podido causar la jornada ante las dificultades que se avecinan hoy: "Hay que pasar esta etapa [la de el Alpe d'Huez] y no será fácil. Sólo me preocupa recuperarme bien esta noche. Si conseguimos mantener el maillot, el camino hacia el éxito final en París estará francamente abierto".

Preocupación reinaba también en el rostro de Echávarri: "Dantesco, dantesco. Demasiado duro para la gente. Pero Induráin ha vuelto a demostrar que nadie le ha regalado nada, que lo que tiene lo ha conseguido por sí mismo". Al técnico le toca en suerte dirigir las operaciones de la última semana de la prueba, la decisiva, y defender el liderato que ostenta Induráin.

Quien tenía menos motivos para la sonrisa era Delgado, que perdió cerca de ocho minutos, aun cuando es quinto en la general. Sin embargo, el segoviano acertó a dibujar unas conclusiones más esperanzadoras: "Induráin ha puesto a la vista que es el más fuerte de todos. Ha dejado a sus rivales por fuerza, sin necesidad de un ataque intensivo. La carrera está bajo el control de nuestro conjunto".

A un ritmo menor

Delgado reconoció que no pudo seguir el ritmo de Bugno e Induráin y que prefirió quedarse en otro grupo. "La etapa fue muy dura, pero la del Alpe d'Huez puede ser aún más peligrosa. Lo que ha sucedido hoy le puede pasar factura a muchos mañana. Así, es posible que la jornada tenga otros protagonistas distintos a los de ésta".