De los problemas financieros a los problemas industriales
Opina el articulista que "probablemente la especulación y las comisiones del proceso de deterioro del grupo químico Ercros y FESA-Enfersa formarán parte de la historia negra de nuestra economía". KIO, añade, debe asumir su responsabilidad como inversor y decidir retirarse de Ercros pero no a costa de provocar el derrumbe de una industria que ha costado miles de millones de pesetas a las arcas del Estado español y poniendo en peligro miles de puestos de trabajo y jubilados.
La actual situación del grupo químico Ercros y FESA-Enfersa que ha provocado la suspensión de pagos, cortes en el suministro de materias primas, energía, transportes, impago de salarios, etcétera, tiene, tal y como lo están expresando las distintas partes implicadas (accionistas, gestores, acreedores, Administración y nosotros, sindicatos) múltiples versiones y, cómo no, también posibles soluciones.El cúmulo de noticias que aparecen sobre este tema se limitan bien a la enumeración de datos y cifras, bien al lamento por lo que podría haber sido y no fue. En nuestra opinión es urgente que, sin olvidar la necesidad de esclarecer las responsabilidades sociales, penales y políticas, iniciemos ya la búsqueda de alternativas a un problema cuya solución influirá en la credibilidad de un sector estratégico como es el de la industria química y los fertilizantes.
Desde que se anunció la entrada de Kuwait Investment Office (KIO) en el capital de la antigua S. A. CROS, y posteriormente en ERT, los sindicatos hemos mantenido una actitud responsable y coherente. En 1988 alertamos y denunciamos el riesgo que suponía un inversionista como KIO, sin experiencia industrial, sin aportar sinergias a la fusión y. que la única explicación clara de esa operación era el negocio especulativo del valor de los activos, comparando éstos con el precio de las acciones en bolsa. Ante estos planteamientos, la Administración, una parte de la opinión pública y cómo no, los accionistas, argumentaron la libre concurrencia del mercado, el efecto positivo de la inversión extranjera, la credibilidad y fortaleza que suponía para nuestro sistema bursátil, etcétera.
A pesar de esta dificultad, conseguimos compromisos entre la gerencia del grupo, la Administración y los sindicatos en relación al efectivo desarrollo de la mayoría de los planes industria, les vigentes en sus empresas. La gerencia diseñó un proceso industrial. que pretendía establecer una estructura de grupo industrial a cuya cabeza se situaba la nueva Ercros, y una serie de filiales capaces de aprovechar e implementar las sinergias del grupo. La memoria de fusión de ambas empresas, publicada en 1988, enviada a todos los accionistas y ampliamente difundida en los medios de comunicación hablaba de "masa crítica", "generación de tecnología", "presencia internacional", "integración vertical", "desarrollo tecnológico", "mejorar la situación financiera"... A pesar de nuestras cautelas iniciales apoyamos este proceso, convencidos de que, si lográbamos que las inversiones industriales previstas se realizaran en el tiempo y la forma acordados, mejoraríamos la estructura industrial` de estas empresas, con independencia de que KIO se mantuviera o no como socio.
Sin embargo, al poco tiempo se inició un proceso de dilatación en el espacio de los compromisos de inversión industrial y asentamiento financiero previstos,. En lugar de impulsar las joint-venture previstas, o el desarrollo de empresas mixtas que permitieran incrementar la masa crítica del grupo y mejorar su competitividad, se inició un proceso de paulatina venta de activos, inmobiliarios e industriales. Probablemente la especulación y las comisiones de este proceso formarán parte de la historia negra de nuestra economía. Sin embargo, el dato más relevante es que, a pesar de nuestra advertencia sobre las consecuencias de un proceso que evidenciaba la falta de compromiso financiero e industrial del accionista, también en esta ocasión se nos argumentó la necesidad de que el accionista se sintiera cómodo en la gestión de la empresa.
Aportaciones de fondos
La urgencia de la situación hizo que los sindicatos tomáramos la decisión, de impulsar medidas que contribuyeran a resolver la situación. En primer término presentamos ante la empresa nuestra exigencia de que procediera de manera inmediata a realizar las aportaciones de fondos necesarias en las empresas del grupo, al objeto de qué éstas pudieran sanear su estructura financiera. Es necesario tener muy en cuenta que, tal y como reflejan las cuentas del grupo y de sus. empresas, las mejoras, en algunos casos sustanciales, obtenidas en los resultados de explotación, se han visto, no ya sólo compensadas, sino superadas, por los gastos financieros.
En segundo término urgimos a la empresa para que pusiera en marcha las inversiones industriales previstas en todas las empresas y, muy especialmente, en las adscritas al grupo de fertilizantes; con ello, pretendíamos evitar que lo que esencialmente era un problema financiero no se convierta en un problema industrial.
El permanente seguimiento de estos hechos hizo que el pasado mes de abril advirtiéramos sobre la dimensión del problema y convocáramos a la Administración (central, autonómica y local), a las empresas (FESA-Enfersa, Ercros y Torras-KIO), y a los grupos parlamentarios a una reunión al objeto de discutir la situación financiera y las medidas a desarrollar en torno a un plan de emergencia. No asistieron y nos acusaron de agrandar los problemas.
El proyecto de solución puesto encima de la mesa, se basa en la necesidad de lograr los recursos económicos suficientes que permitan desarrollar las inversiones productivas previstas y sanear la estructura financiera del grupo. El coste global de esta opción se cifraba en 80.000 millones de pesetas, de los cuales KIO debería afrontar 35.000; las CC AA, 15.000 y la Administración central, 30.000 a través de la transformación de una parte de la deuda de Argentaria en créditos participativos reembolsables. Como también hace ya varios meses propusimos a la dirección de la empresa la necesidad de presentar una suspensión de pagos judicial que facilitara la negociación ordenada con los acreedores y posibilitara remontar la situación; tampoco fue oída nuestra propuesta y, lamentablemente, hoy todos los expertos critican la tardanza de la suspensión de pagos presentada esta semana, ¿qué razones impidieron presentarla en su día? Es algo sobre lo que la Administración tendrá que investigar entre los accionistas.
Mi objetivo no es recordar los errores de los demás en este proceso, porque nuestra función no es la de ser previsores del pasado, como tampoco podemos centrar nuestras preocupaciones en este pozo negro de posibles corrupciones, por muy goloso que pueda parecer. Ni tan siquiera pretendo reafirmar la razón de los sindicatos en todo el proceso, ni nuestra demostrada responsabilidad a la hora de asumir la negociación del plan industrial, ni siquiera nuestra capacidad de presentar alternativas y de movilizarnos por la defensa de los intereses de los trabajadores y por una, industria, necesaria y estratégica, para la economía y la agricultura de nuestro país.
En este momento, lo urgente y necesario es que accionistas, Administración y acreedores abandonen la política de gestos. Hacemos esta exigencia desde una práctica sindical que ha sabido diferenciar, en todo momento, cuáles son las responsabilidades de unos y de otros, de accionistas y de Administración; una práctica sindical que ha evitado sumarse a aquellos planteamientos que trasladaban, de forma exclusiva, todo el problema a la Administración (como por ejemplo, cuando el máximo representante del accionista proponía la nacionalización de la empresa).
KIO debe asumir su responsabilidad como inversor institucional, representante de un país, Kuwait, que puede decidir retirarse de Ercros, pero no lo puede hacer provocando el derrumbe de una industria que ha costado miles de millones de pesetas a las arcas del Estado español, poniendo en peligro miles de puestos de trabajo directos, indirectos y jubilados. tampoco el Gobierno español puede quedar impasible, reaccionando con "el manual del buen defensor de la economía de mercado", como si el accionista fuera un particular y no, como en este caso, un país que tiene contraída una deuda moral y política con España.
Es la hora de ejercer la responsabilidad de todas las partes implicadas. La Administración, tomando las iniciativas que hagan viable el proyecto y la corresponsabilidad de todos los implicados. El accionista, aportando los recursos financieros necesarios para garantizar la solvencia financiera de la empresa. Los bancos acreedores facilitando que la suspensión de pagos sea un mecanismo para el reflotamiento de la empresa. Las Comunidades Autónomas vehiculando cada una los intereses industriales de su zona y coordinando, conjuntamente con la Administración central, la imprescindible solución global. Y los sindicatos manteniendo, con la unidad de acción, la. activa intervención de los trabajadores.
Joaquín González Muntadas es secretario general de la Federación de Industrias Químicas y Afines de CC OO.
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