Incertidumbre en los comicios de los Estados mexicanos de Michoacán y Chihuahua
Los Estados mexicanos de Michoacán y Chihuahua iniciaron ayer en calma su jornada de elecciones a gobernadores, pero con una incertidumbre creciente entre la población sobre lo que pudiera pasar a partir de las seis de la tarde (dos de la madrugada, hora peninsular española), momento en el que estaba previsto el cierre de los colegios electorales.
Los resultados parciales se esperan sólo para el miércoles, y los definitivos, para el domingo, lo que da lugar a todo tipo de especulaciones sobre un posible fraude en el recuento.De cualquier forma, sea cual fuere el resultado de la contienda, el Partido de Acción Nacional (PAN), en Chihuahua, y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en Michoacán, pensaban declararse vencedores antes incluso de que se conozcan los resultados.
La desconfianza de la oposición hacia el sistema electoral, controlado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el poder, abocaba nuevamente a México al caos electoral, y evidenciaba una vez más que la gran asignatura pendiente del presidente Carlos Salinas de Gortari es la reforma política del país, que pasa por diferenciar al PRI del Estado.
Los soldados del Ejército, reforzados con compañeros procedentes de otras guarniciones de fuera del Estado, se despertaron ayer en situación de acuartelamiento forzoso. La población de Michoacán, como ocurrió ya después de las presidenciales de 1988, tuvo que acostumbrarse nuevamente a sentirse protegida por los militares, una situación hoy de tipo excepcional en el conjunto de la república. Mientras que la Secretaría de Defensa justificaba su dispositivo en Michoacán en la localización de alborotadores.
En Chihuahua, en cambio, el ambiente era más relajado, pese a ser éste también un Estado donde el todopoderoso PRI se la juega cuerpo a cuerpo con la oposición. La diferencia entre uno y otro caso es que el poder en Chihuahua se lo disputa al PRI la derecha tradicional y católica, y en Michoacán, una organización radical en la que convergen la izquierda y el campesinado.
El PRI aseguraba ayer. haber movilizado a más de 400.000 adictos en Chihuahua y a otros 500.000 en Michoacán, en una operación en la que los principales militantes del partido, los promotores, se comprometen a llevar a las urnas a 10 o 12 ciudadanos, los promovidos. Lo que no quita que el voto sea individual y secreto, y que tenga que estar avalado por una credencial individual. Esta práctica, que se ha incorporado recientemente al rosario de trucos y componendas del sistema electoral mexicano, no es ilegal, pero sí está siendo severamente cuestionada.
Cacerolada o rebelión
Si gana el PRI, que lo tiene muy a su favor en Michoacán, la oposición no lo va a admitir y va a responder, en el mejor de los casos, con una gran cacerolada, y en el peor, con la rebelión. Además, la oposición ya ha aprendido, como ocurrió en los Estados de Guanajuato y San Luis Potosí el pasado año, que hay una segunda vuelta posible: la deslegitimación mediante el ruido, lo que puede dar lugar a una intervención presidencial, con la consiguiente anulación de las elecciones y la nominación de un gobernador interino.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.