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Michoacán, el feudo de Cárdenas

El hijo del presidente que nacionalizó el petróleo mexicano reta al PRI

Carlos Salinas de Gortari tiene un grano dentro de México que se llama Michoacán. Es la patria del mítico general Lázaro Cárdenas, que nacionalizó el petróleo, y, por ende, el feudo de su hijo Cuauhtémoc, líder del partido de la Revolución Democrática (PRD). El Estado de Michoacán elige, al igual que Chihuahua, nuevo gobernador el domingo, en unos comicios que parecen una réplica de las presidenciales de 1988.

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Un Estado rebelde

La apurada y contestada victoria del hoy presidente Salinas se tradujo entonces por la mayor polarización política de la historia reciente de México, con el PRI y el PRD irreconciliables y en permanente enfrentamiento.Cuauhtémoc Cárdenas es hombre fuerte en Michoacán, donde tiene tras de sí a un amplio sector del campesinado devoto de su apellido. Sus partidarios, pese a que sufren divisiones por la falta de homogeneidad de un partido con vocación de cambio radical, pero que se creó a partir de corrientes muy distintas, controlan 52 de los 113 municipios de este Estado, que se extiende desde el interior de México hasta las costas del Pacífico.

Fue la venganza de Cuauhtémoc hace ahora casi tres años. En las municipales, el PRD se desquitó de las presidenciales de 1988 haciéndose con las principales alcaldías del Estado, entre otras la de su capital, Morelia. Hoy, los hombres de Cárdenas, atrincherados en los municipios, se han obcecado con que va a haber fraude, y han amenazado con un levantamiento popular a partir del domingo.

Michoacán ha sido, antes y después de la elección de Salinas, el quebradero de cabeza nacional del presidente de la república. Este Estado vive en los últimos años en permanente tensión, y su ingobernabilidad ha sido, a juicio de sectores moderados, una constante. Lo ilustra la situación en Morelia, capital del Estado, una ciudad de poco más de un millón de habitantes. En la misma plaza de Melchor Ocampo, en el corazón de su impresionante casco histórico colonial, al aire libre, tiene instalado su despacho el alcalde Samuel Maldonado, un ingeniero de 51 años que se especializó en centrales atómicas en la Mitsubishi Electrie de Japón, y es uno de los fundadores del PRD.Despacho en la calleTiene el alcalde el despacho en plena calle, porque una veintena de comerciantes, todos ellos vinculados al PRI, pasan día y noche, desde hace más de dos semanas, frente a la fachada principal del consistorio, cuya impresionante puerta se encuentra bloqueada con troncos de madera. Protestan porque el alcalde no les concedió unos terrenos que, aseguran, les corresponde. Maldonado, por su parte, se queja de que su Ayuntamiento carece de policías -la seguridad está en manos del Estado- para desalojarlos, y de que el gobernador saliente, Jaime Genovevo Figueroa, del PRI, así como los tribunales de justicia, están haciendo la vista gorda.

Lo cierto es que al alcalde de Morelia y al PRD, el PRI les está pagando así con su misma moneda: la insurrección. Jorge Hidalgo, uno de los miembros de la coordinadora de campaña del candidato priísta, Eduardo Villaseñor, asegura que el PRD "ha tenido la oportunidad de gobernar, pero no lo ha hecho. Le han hundido los mismos vicios que Cárdenas atacaba. Ha perdido el apoyo de las clases medias, ha asustado a la inversión foránea, se han extralimitado en sus finanzas y han fomentado un desánimo en su propio electorado que le va a costar muy caro en estas elecciones".

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El PRI está convencido de que va a ganar los comicios de Michoacán, y le avalan las encuestas, algunas de ellas tan favorables como la del periódico izquierdista La Jornada, generalmente Inclinado hacía Cárdenas, que hace unos días redujo las expectativas de votos del PRD a un 14%, frente al 44% del partido en el Gobierno nacional.

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