Un juez de Bilbao inculpa a tres guardias civiles por torturas al etarra Urra
Seis guardias civiles relacionados con las presuntas torturas a Kepa Urra, acusado de ser un liberado del comando Vizcaya de ETA, declararon ayer ante el juez de instrucción número 8 de Bilbao. En total, son 42 los guardias que prestarán declaración por su participación en la operación contra ETA iniciada en Vizcaya el pasado 29 de enero. Dos informes forenses apreciaron a Urra tras su detención "múltiples lesiones de tipo contusivo con inflamación y hematomas".
Tres guardias comparecieron como testigos, mientras que los dos que trasladaron a Urra hasta la Comandancia de la Salve pasaron tras el interrogatorio a ser inculpados por el juez, según explicó Jone Goiricelaya, abogada de la acusación particular y diputada autonómica de HB. Urra había declarado que estos agentes se desviaron a un descampado para propinarle una paliza.Los dos guardias desmintieron ayer esta versión y señalaron que los golpes al etarra "pretendían evitar los ataques de Urra". También declaró como inculpado el instructor de las diligencias policiales, quien señaló, según Goiricelaya, que otro guardia "le dijo que había oído un golpe en el calabozo y que al llegar allí vio a una persona tendida en el suelo". Un médico señaló que Urra sufría "una arritmia cardiaca" y se ordenó su traslado a un hospital.
En el segundo informe forense se le apreciaron al detenido lesiones que no existían antes de llegar al centro sanitario. Se trataba de erosiones varias, heridas en el párpado derecho, hematoma negruzco en el abdomen y dos lesiones en el cuello. Urra estuvo en el hospital custodiado en todo momento por la Guardia Civil.
El propio activista aseguró a la juez en el hospital que se le intentó "ahogar con las manos" a la vez que intentaban interrogarle. Según una incidencia ocurrida el jueves 30 de enero en el hospital y recogida en las diligencias, "fue requerida una enfermera al oír la palabra socorro procedente de la habitación del citado paciente". Al entrar, vio "a dos personas que se identificaron como teniente y número de la Guardia Civil" y al paciente "con sangre en la boca".
El gobernador civil de Vizcaya, Daniel Vega, ironizó tras la detención de Urra sobre su salud y aseguró que había ingresado en Basurto aquejado de una "arritmia cardiaca". Los médicos desmintieron esta versión y certificaron que las funciones cardio-respiratorias del paciente eran normales.
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