_
_
_
_

La hora de Clinton

El candidato demócrata a la presidencia de EE UU encabeza los sondeos por vez primera

Antonio Caño

Las encuestas lo colocan por primera vez a la cabeza. George Bush y Ross Perot se han enzarzado en una guerra cuerpo a cuerpo que favorece al candidato demócrata. Su programa económico, su sinceridad, su poder de comunicación, sus méritos, en definitiva, empiezan a pesar más que su controvertido historial. A diez días de la convención de su partido, todo indica que estamos viviendo la hora de Bill Clinton.

Hace tan sólo unas semanas, cuando ganó con apuros las elecciones primarias de California, Clinton parecía a punto de naufragar. Ross Perot lo había desplazado de las primeras páginas de los periódicos, y una mayoría de electores demócratas confesaban que hubieran preferido a otro candidato. Pero Clinton, inasequible al desaliento, no se desmoralizó.Concentrados en lo que pensaban que era una carrera a dos, Bush y Perot se desgastaban en una campaña sucia -¿quién espió a quién?, ¿quién organizó campañas de desprestigio contra quién?-, mientras que Clinton trabajaba con sus mejores armas: su honestidad y su paciencia.

El candidato demócrata ha aprovechado este tiempo de escaso protagonismo para elaborar un programa económico que ha recibido el elogio de los expertos. Se enfrentó a Jesse Jackson para dejar clara su posición en contra de los cantantes negros de rap que hacen apología del asesinato de policías.

En esa actuación rebatió -tal vez para siempre- las dudas sobre su pasado personal, y no le faltó coraje para reconocer, por ejemplo: "Es cierto, mi hermano tiene problemas de alcohol y drogas, probablemente heredados de mi padrastro, que era un borracho".

Gestos premiados

La opinión pública ha premiado todos esos gestos. Una encuesta realizada por el diario The Washington Post y la cadena ABC le daba al candidato demócrata un 32% de expectativa de voto, por 31% para Perot y 28% para Bush. Hace sólo 20 días, los tres candidatos estaban con 26%, 36% y 30%, respectivamente.

Dos terceras partes de los consultados explicaron que valoran especialmente el programa económico de Clinton, en el que éste rompe con la tradición demócrata de tratar de contemporizar con las distintas alas del partido, para concentrarse más bien en los principales temas que realmente preocupan a los ciudadanos.

La tradición advierte, sin embargo, que éste suele ser el gran mes de los demócratas, pero que después los candidatos de esa filiación se desvanecen en el calor de las últimas semanas de campaña. También Michael Dukakis consiguió despegarse de Bush durante los días de la convención demócrata de 1988, para ser derrotado después ampliamente.

Clinton ha demostrado solidez para soportar los ataques desde fuera, pero falta por conocer su capacidad para hacer frente a los de dentro. La próxima designación de su candidato a la vicepresidencia y las discusiones en la convención del partido, que se celebrará en Nueva York entre los días 13 y 16 de este mes, serán dos buenas oportunidades para medir el equilibrio entre los pesos pesados de la oposición.

Los enfrentamientos internos han sido, tradicionalmente, una de las razones de la debilidad de los demócratas, que sólo han ganado una de las seis últimas elecciones presidenciales y que se encuentran alejados de la Casa Blanca desde hace 12 años.

Sin contar con la sombra permanente del gobernador Mario Cuomo, Clinton va a encontrar, probablemente, en Nueva York la oposición de Jesse Jackson, que le acusa de ser un candidato sin posibilidades de ganar por su polémica vida personal, y de dos de los rivales del gobernador de Arkansas durante las primarias: Paul Tsongas, que ha mantenido últimamente contactos con Ross Perot, y Jerry Brown, que trata de. representar la corriente más izquierdista del partido.

Pero no sólo serán ellos. Clinton, al fin y al cabo, ha hecho toda su carrera política lejos del cículo de Washington. Es un hombre, pues, del que desconfían los congresistas y el aparato del partido. Para cubrir este flanco, se cree que Clinton podría buscar su vicepresidente en esta esfera. Entre los nombres que The New York Times menciona para ese puesto figuran el propio Cuomo, los senadores Bill Bradley y John Rockefeller, y el representante Richard Gephardt.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_