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Las expectativas racionales

La teoría de las expectativas racionales supone que el previsible futuro se ajusta a los acontecimientos mediante la aplicación de algún modelo conocido; de ahí se deduce que el futuro cambia de escenario de forma casi automática a partir de algún suceso más o menos relevante. En el mundo financiero eso no es así. Mientras en la llamada economía real los cambios de escenario pueden prolongarse, en las finanzas juegan dos factores con poder absoluto: la confianza y la rapidez de circulación del dinero, que permite hacer y deshacer operaciones en tiempo real, mediando miles de kilómetros de distancia entre el inversor que da la orden y el operador que la ejecuta.En nuestra situación -los mercados de acciones españoles volvieron ayer a su flojedad estructural-, la confianza vale a la hora de efectuar cómputos negativos. La rapidez, en cambio, no parece dispuesta a descontar lo positivo. Hace pocos días, los déficit públicos europeos -alemán e italiano- incidían en una caída de los índices; ayer, sin embargo, no se dio el elemento corrector -con Francfort y Milán al frente cuando los gobiernos de esos países anunciaban reducciones del gasto.

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