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El récord de la calle de Fuencarral

Vicente G. Olaya

El caso de la calle de Fuencarral es el más claro exponente de lo poco que sirven las placas, que restringen el tráfico y el aparcamiento en el centro de Madrid. Más de 50.000 infracciones diarias convierten a esta calle en la vía en donde más vulneraciones del código de circulación se cometen de toda la ciudad. Desde hace 10 anos, cuando se colocaron tres señales en las esquinas de las calles de San Onofre, Pérez Galdós y Colón que prohibían el paso a los vehículos privados los días laborables, las placas nunca han sido respetadas. Según los vecinos, la calle es un verdadero caos en donde se mezclan autobuses atascados, camiones de reparto, vigilantes de la ORA y agentes municipales que no dan abasto en su misión."Desde que pusieron las señales", asegura un conductor de la línea 7 de la EMT, "no recuerdo un solo día que se haya respetado la prohibición. Siempre hay coches por delante, por detrás y a los lados del autobús. Aquí es sencillísimo quedarse atascado".

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"Esto, si el Ayuntamiento quisiera, podría ser una mina para las arcas municipales", afirma un vigilante de la ORA que prefiere no identificarse.

Para colmo, las tres placas no coinciden en el horario de la prohibición. La de la calle de Colón impide el paso hasta las nueve de la noche, mientras que las de Pérez Galdós y San Onofre lo hacen sólo hasta las ocho. Una de las señales está tapada la mayor parte del día por un gran toldo verde de una zapatería.

Los taxistas se conocen todos los recovecos. "Cuando tengo que ir a Gran Vía con el cliente siempre pregunto: ¿por el camino largo o por el que siempre está atascado? Y es que Fuencarral y Hortaleza no tienen remedio", afirma Manuel, un taxista castizo. Su compañero Ángel responde que eso es porque éste no sabe". En el gremio todos saben que por Fuencarral sólo se puede ir entre las 14.55 y las 15.10. "¿Que por qué sólo a esas horas? ¡Vaya usted a saber!".

El agente municipal que regula el tráfico frente al edificio de Telefónica, en la esquina de Fuencarral con Gran Vía, afirma: "Cuando nos mandan impedir que los vehículos privados atraviesen Fuencarral, lo conseguimos".

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Según Ramón Gutiérrez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes de Centro, "estas calles son un caos, porque no sólo pasan los vehículos, sino que también aparcan".

El concejal de circulación, José Antonio García Alarilla, asegura que "se están haciendo esfuerzos para evitar todo esto, pero mucha gente sigue sin respetar las señales".

Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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