Dinamarca e Inglaterra aburren
ENVIADO ESPECIAL, Daneses e ingleses no habían empatado a cero desde 1948. Puede ser que tampoco habían disputado un partido de tan bajo nivel técnico y tan poco conjunción de líneas. Hechas las comparaciones con el partido inaugural, Francia y Suecia, emergen como favoritos para alcanzar las semifinales.
Si el encuentro resultó entretenido fue por las alternativas en el juego y la incertidumbre de un resultado que, por peso del dominio, pudo favorecer a Inglaterra pero que, por claridad de ocasiones, pudo inclinarse por el lado danés.
Los desperfectos ingleses se preveían. Su técnico Graham Taylor lamentaba que las lesiones le habían restado 250 partidos de experiencia acumulada. Se vio obligado a incluir al novato Curle, cuarto en la lista de laterales derechos, que desentonó hasta el punto de rozar la expulsión en la primera parte por sobredosis de desesperación.
Taylor arriesgó con la inclusión de Smith al lado de Lineker y el más retrasado Merson en un ataque muy poco abastecido por un centro del campo donde decepcionó Platt y donde la única sorpresa agradable fue la labor del novato Palmer, un jugador negro con piernas de jirafa.
Los daneses, durante gran parte del partido, dejaron en paz al portero inglés Woods y facilitó la labor de la improvisada línea de cuatro ingleses al bombear sin criterio ni sentido pases largos que dibujaban caricaturas del tradicional modus operandi británico.
De esta forma el conjunto de Richard Moller-Nielsen permitió un dominio inglés a pesar de sus limitaciones. El portero Schmeichel, sin tener una noche inmaculada, realizó paradas cruciales ante Platt, Smith y Merson mientras Lineker estuvo bien controlado por Kent Nielsen, la bestia negra que aprendió a marcarle durante su estancia en el Aston Villa. La dinamita danesa sólo amenazó con explotar cuando Laudrup y PovIsen encendían mechas a las espaldas de los vulnerables laterales ingleses.
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