Recuerdos del 79 y realidades del 92
Los asesores del PP y de la CEOE son perros viejos en la intriga política. Unos y otros han participado muy activamente en la historia de la transición española y utilizan su experiencia de estos años para diseñar dos estrategias diametralmente opuestas.
Ambos equipos coinciden, eso sí, en que la próxima cita electoral se parece mucho a la de 1979, en la que el entonces líder de la oposición, Felipe González, inició su ataque frontal al Gobierno de UCD que más tarde le llevaría a La Moncloa. En lo que difieren es en la conveniencia o no de acometer en estos momentos el asalto al poder y en las formas de actuar.
Elecciones anticipadas
Todo el aparato de Génova está ocupado preparando su estrategia electoral, animados con ese 31% de intención de voto hacia el PP que les dan las últimas encuestas. José María Aznar piensa que si consiguen un tercio de los votos, y, lo que es más importante, si arrancan al PSOE la mayoría absoluta, estarán en condiciones de actuar como una oposición fuerte al Gobierno y forzar unas elecciones anticipadas allá por 1995 como tuvo que hacer UCD ante la presión del PSOE que les abra nuevas posibilidades políticas. Y para ello no dudan en aplicar la línea de enfrentamiento directo ante todas y cada una de las propuestas del Gobierno.Ante esta filosofía, la CEOE entiende que el enfrentamiento político del PP no debe impedir a los empresarios firmar acuerdos con el Gobierno que apoyen sus ideas y, sobre todo, que ayuden a acabar con el poder de los sindicatos. En la patronal recuerdan que el ataque del PSOE a UCD no impidió a UGT firmar importantes y muy beneficiosos para los sindicatos acuerdos con el Gobierno aprovechando esa debilidad del Ejecutivo centrista. Por eso, probablemente, el propio José María Cuevas ha intentando hacer de intermediario entre el PSOE y el Partido Popular en algunas negociaciones de tipo económico.
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