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CICLISMO / GIRO

La armada italiana deja descansar a Induráin la víspera de los Alpes

Chiappucci, Chioccioli, Giovannetti, Giupponi y Conti no se movieron. La armada italiana concedió, por fin, en la 17ª etapa, un día de descanso al líder, Induráin. Nunca antes habían dejado pasar la menor cuesta para ponerse delante y hacer sudar, aunque mínimamente, al español. Guardaron sus fuerzas para las tres próximas etapas montañosas.

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La jornada de ayer fue una hermosa lucha entre, los equipos con sprinters y los conjuntos modestos, que quisieron aprovechar,el recorrido llano y la modorra de los grandes para lograr el triunfo. Se impusieron los primeros y Mario Cipollini (GB-MG) consiguió su tercer triunfo en este Giro. Retirado su mayor enemigo, Endrio Leoni, que le había vencido en dos ocasiones, el gigante toscano no necesitó ni la ayuda de su lanzador, Eros Poli, para vencer tras una salida larga y en progresión, como a él le gustan.Un puerto de tercera en el kilómetro 30 no movió el apetito de Claudio Chiappucci. No luchó siquiera para aumentar su ventaja en el liderato de la montaña. La falta de fuerzas afecta a todos y el inventor de tácticas, como se denomina a sí mismo Chiappucci, no estaba para malgastarlas. Induráin vivió 203 kilórnetros de tranquilidad, que aprovechó para lucirse por delante.

El maglia rosa fue espectador privilegiado de una vistosa disputa táctica. Once de los 20 equipos en liza aún no han conseguido un triunfo de etapa, objetivo máximo de la mayoría. Sus directores han mirado el libro de ruta. Han visto que de ayer hasta el domingo, último día del Giro, sólo había dos días en que sus corredores podían luchar por la victoria. Ayer, entre la Valtellina y el Piamonte, era una de las jornadas marcadas. Su mayor enemigo eran los equipos con velocistas, el GB-MG, de Cipollini, y el Gatorade, de Giovanni Fidanza. Los últimos 60 kilómetros fueron un carrusel de ataques frustrados. El pelotón dejaba 20 o 30 segundos a los fugitivos y, después, aceleraba su ritmo hasta cazarlos.

Hoy, el Monviso, una subida hasta los 2.000 metros, es el final de una etapa llana, prólogo de otras dos durísimas. José Miguel Echávarri, director del Banesto, se mantiene tranquilo: "Como mucho, si Miguel [Induráin] tiene un mal día puede perder entre 20 y 30 segundos". Su pupilo también se muestra confiado: "Ha salido el sol y ha vuelto el calor, lo que me viene muy bien despuél de varios días de lluvia. Temo poco la subida del Monviso. Me preocupan más la etapa de Pila; por su longitud, 260 kilómetros, y, la de Verbania, el viernes, porque estaremos todos muy justos de fuerzas".

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