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Los húngaros de Eslovaquia piden la autonomía

ENVIADO ESPECIALLas consecuencias de las elecciones en Checoslovaquia empezaron a salir a flote ayer. La minoría húngara en Eslovaquia dio los primeros síntomas de rebelión y pidió ya una "autonomía territorial", mientras el presidente Václav Havel insinuó la posibilidad de retirar su candidatura a la reelección. Por su parte, los vencedores de las elecciones, el checo Václav Klaus y el eslovaco Vladimir Meciar, se reunieron anoche para discutir sobre el futuro de la federación.

La entrevista entre el conservador Václav Klaus y el populista VIadimir Meciar en las cercanías de Brno -la capital de Moravia-, considerada hasta cierto punto territorio neutral entre checos y eslovacos, se celebró en el más absoluto secreto, "para no alertar a la prensa" y todo lo que se comunicó posteriormente es que las conversaciones habían sido "cordiales" y que trataron sobre la formación del Gobierno federal.Se trata, tan sólo, de los primeros contactos de una negociación que se prevé larga y compleja. Meciar ha ofrecido dejar la presidencia federal a los checos a cambio de reclamar para sí la presidencia del Gobierno.

La victoria electoral de Vladimir Meciar y su conocida postura en favor de la homogeneización de la República Eslovaca, consistente en la supresión de los derechos lingüísticos y culturales de los otros grupos étnicos que componen el país, ha provocado ya los primeros movimientos defensivos entre la minoría húngara, que, con 600.000 miembros, supone más del 11% de la población total de Eslovaquia.

Miklos Duray, el líder de Coexistencia-Partido Democristiano Húngaro, la coalición representativa de esta minoría que obtuvo cerca de un 8% de los votos y estará representado en el Parlamento Federal, acusó a Meciar de "crear la imagen del enemigo a costa de los húngaros" y pidió la "autonomía territorial" para su pueblo.

Esta exigencia de la minoría húngara, que ocupa 508 pueblos en el sur de Eslovaquia y que forma parte, históricamente, de la potencia que dominó el país durante siglos, es precisamente lo que Meciar considera inaceptable. Durante la campaña, el líder eslovaco anunció que de producirse esta eventualidad "si es necesario mandaré tropas y misiles a la frontera sur con Hungría". Budapest, cuyo Gobierno no permanece' ría impasible ante una acción de este tipo, mantuvo ayer un silencio total.

Meciar, por su parte, inició las conversaciones para formar Gobierno en Eslovaquia y se reunió en primer lugar con Peter Weiss, el presidente de los comunistas de Izquierda Democrática, el segundo partido al haber logrado en las elecciones un 17% de los votos, y posteriormente con Josef Prokes, el líder del.independentista Partido Nacional Eslovaco. Con ello parece claro cuál va a ser la composición de su Gabinete. Meciar anunció que las negociaciones habían sido "constructivas y satisfactorias", y su partido hizo público un comu, nicado en el que indicaba quelas conversaciones estaban destinadas a "una acción común en Eslovaquia y en los órganos federales".

El independentista Prokes, en un alarde de tolerancia, definió al checo Klaus como un político "realista con el que se puede negociar". La gran baza de Klaus, hasta ahora ministro de Finanzas y artífice de la reforma económica radical que ha perjudicado especíalmente a los eslovacos, ha sido precisamente la de evitar durante la campana cualquier ataque contra Meciar o los autonomistas e independentistas eslovacos, lo que ha hecho que en estos momentos mantenga intactas sus capacidades negociadoras.

Václav Havel ha hecho todo lo contrario y su futuro político parece cada vez más negro. Ayer, a través de su portavoz, y en unas declaraciones muy matizadas, acabó insinuando que podría retirar su candidatura a la reelección si no se pueden preservar los valores morales que siempre ha defendido y que consisten, básicamente, en la existencia de la Federación Checoslovaca y la continuidad de la reforma económica.

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