"Ellos sabían lo que se hacían", alega sobre los menores prostituidos el brasileño Romaõ"
Carlos Alberto Romaõ, el principal acusado en el juicio a siete personas por corrupción y prostitución de menores, se levantó ayer solemnemente del banquillo para decir: "Nunca me aprovecharía de una persona inocente para hacer lo que sea", y añadió: "Ellos [los menores] sabían lo que se hacían". Esta intervención fue el broche de un juicio en el que los defensores han destacado la ausencia de pruebas y también la inexistencia de una red organizada, ya que, como recordaron ayer, ha sido difícil aclarar si hay o no corrupción al no declarar los clientes de los chaperos.
Los letrados de la defensa coincidieron ayer en destacar la falta de pruebas para que la sala demuestre la culpabilidad de los siete encausados. Consideran que en todo caso se pueden observar sólo indicios, a partir de las conversaciones telefónicas grabadas, los testimonios de dos jóvenes que ejercían la prostitución y las declaraciones policiales de seis menores.Carlos Alberto Romaõ fue el único acusado que tomó ayer la palabra al ofrecérselo el juez: "Sólo quiero decir que jamás me aprovecharía de una persona inocente, y en el juicio ha quedado claro que no eran niños a los que se atrae con un caramelo". Se refería así a los testimonios ofrecidos por J. J. H., que ahora tiene 17 años, y por José Manuel Púa, de 18, quienes reconocieron ejercer de chaperos por su cuenta cuando Romaõ les captaba en la calle.
Los testimonios de los menores apuntan a que Romaõ les captaba en la calle, donde se buscaban la vida, les ponía en contacto con los clientes y se quedaba con un porcentaje de las ganancias obtenidas al prostituirse.
"Ni red ni conexión"
José Manuel González Berzosa, letrado defensor del matrimonio formado por Santiago Reyán y Patrocinio Díaz, quiso dejar muy claro que "no existe ningún grupo organizado que trafique con nada", es decir, con menores. "No hay red, ni banda, ni conexión", concluyó en su informe.La detención de estas personas en octubre de 1990 se produjo a partir de las declaraciones de un menor, José Luis Jodar, que denunció a Romaõ, regente de la agencia de contactos Alexander o Alex, situada en la calle de Amaniel. Jodar dijo que el brasileño le presentaba clientes con los que hacía todo tipo de prácticas homosexuales, por las que llegó a cobrar 125.000 pesetas. El Juzgado de Instrucción número 39 ordenó intervenir los teléfonos de la agencia. Las escuchas llevaron dos meses después al registro de una decena de viviendas y a la detención de 30 personas. En los registros se requisaron las famosas e incógnitas agendas de Romaõ, en las que figuran clientes, así como material pornográfico y objetos sadomasoquistas.
El letrado. Manuel Arroyo, defensor de José Ramón Vega, mencionó ayer la indefensión de éste al no tener los testimonios de los clientes que solicitaban los servicios de los chaperos. Todos los defensores han reclamado inútilmente durante este proceso la presencia de los clientes. El clamor general ha sido vano, ya que existe un juicio paralelo en el Juzgado de Instrucción número 29 que investiga a 15 de ellos.
El defensor del matrimonio -la mujer, Patrocinio, regentaba una casa de alterne en General Perón- fue muy crítico con los testimonios policiales aportados, que calificó de "desastrosos": "Algunos dijeron que en la vivienda de General Perón había una cama, otros que ninguna y alguno que había muchas, cada una con una toalla encima". Según el fiscal, este matrimonio empleaba como prostituta a Elvira Simóm, una menor cuyo padre, José Dionisio, declaró que era "fantaseaba mucho".
El ministerio fiscal ha rebajado a 32 años de cárcel la pena solicitada para Romaõ, y a 10 años de prisión la de su supuesto ayudante, Josías Gómez de Araujo. El fiscal pide también la expulsión de Romaõ de España al acusarle de "rufián" (aquel que vive de la prostitución de otros). La pena solicitada para el matrimonio Rayán-Díaz es de nueve años.
El fiscal pide ocho años de prisión para María Josefa Lombardía -titular de una sauna de masajes-, al igual que para José Ramón Vega y para la prostituta María del Carmen Jaramillo.
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