México sufre una oleada de secuestros de empresarios

México padece estos días una oleada de secuestros cuyas víctimas son generalmente empresarios multimillonarios. La policía guarda un mutismo absoluto acerca de los diferentes casos que se están produciendo, unas veces motivados por el secreto de las investigaciones y otras por recomendaciones de las familias, aterradas porque cualquier filtración periodística podría poner en peligro la vida de los cautivos.

El móvil es netamente económico, y existen fundadas sospechas de que muchas de estas bandas criminales están integradas por ex agentes de policía o ex soldados.Dos destacados hombres de negocios mexicanos han sido secuestrados en los últimos 20 días en la capital del país. Joaquín Vargas Guajardo, de 42 años e hijo de uno de los magnates de la televisión por cable, Joaquín Vargas Gómez, propietario de Multivisión y de la cadena de restaurantes Wings, fue secuestrado el pasado 13 de mayo al salir de su casa.

En la operación participaron al menos 12 personas armadas con metralletas. Sus captores piden ahora 50 millones de dólares.

El segundo secuestrado es Jorge Espinosa Mireles, de 61 años y propietario de Pritaform, una de las empresas mexicanas líderes del sector de la electrónica. Los secuestradores exigen 15 millones de dólares.

El mutismo policial se extiende a los periódicos. Algunos secuestros han sido conocidos por la opinión pública -en un país como México, donde todo tiene su precio- gracias a periódicos o revistas poco proclives a guardar silencio, como han sido los casos de El Norte, de Monterrey; El Financiero, Unomasuno o Proceso. Recientemente se supo que otro empresario multimillonario, Paulino Rivera Torres, hijo del propietario de numerosas constructoras, fue secuestrado por una de las bandas que operan en el distrito federal. La policía calló. Algunos periódicos pudieron adelantar con ciertas limitaciones la noticia y la familia la desmintió días después. Miedo y dinero caminan juntos en muchos de estos casos.