Francia crece en el primer trimestre un espectacular 1,1% por las exportaciones
Con un crecimiento del 1,1% en el primer trimestre de este año, la economía francesa se ha colocado en este aspecto a la cabeza de los principales países industrializados. Un resultado tan inesperado y optimista -de mantenerse este ritmo, hecho improbable, la economía francesa crecería un 4% en 1992- es debido a un espectacular incremento de las exportaciones. El desempleo, sin embargo, no da señales de reducirse.
La política de "desinflación competitiva" de Pierre Bérégovoy, ex ministro de Economía y Hacienda y actual jefe del Gobierno, es, según la mayoría de los expertos, la principal fuente de la salud recuperada de la economía francesa. En los últimos cuatro años, Bérégovoy ha predicado que "para conquistar de modo durarero buenas posiciones en el mercado internacional, más vale la desinflación que la devaluación". La explicación de este vigoroso regreso del crecimiento está en la mejora de las exportaciones. Las cifras del primer trimestre marcan una clara ruptura con el período de parálisis económica que fue todo el año 1991. No obstante, Bérégovoy, en una intervención televisiva, ha preferido mostrarse cauto y afirmar: "No estoy seguro de que estos buenos resultados sirvan para reabsorber el paro".
Francia se acerca peligrosamente a la cifra de tres millones de parados. El gran problema de Bérégovoy y los socialistas franceses estriba en saber si la recuperación tendrá un efecto a corto plazo sobre el empleo. Los economistas franceses estiman que, para absorber la llegada al mercado de trabajo de 200.000 nuevos trabajadores cada año, es necesario un crecimiento de al menos un 3% anual. Para curarse en salud, Bérégovoy, que sabe que, en las elecciones legislativas de marzo de 1993, será juzgado ante todo por su eficacia en la lucha contra el paro, ha pedido a los empresarios que despidan con menos alegría.
Cohesión social
"Constato que las empresas despiden demasiado y con demasiada rapidez", ha declarado el primer ministro. Y ha añadido: "Estoy en contra de esa filosofía tan de moda que asegura que para ser un buen patrón hay que empezar por reducir plantilla. No. Para ser un buen patrón, hay que asegurar la cohesión social y favorecer, en la medida de lo posible, el mantenimiento de los puestos de trabajo, aunque sea al precio de reducir los horarios o renegociar los salarios". En cualquier caso, la recuperación económica francesa parece haber acudido con adelanto a la cita de 1992. El nuevo ministro de Economía y Hacienda, Michel Sapin, anuncia ya que el objetivo oficial de crecimiento para este año, un 2%, será alcanzado e incluso superado. Sapin subraya también que el actual ritmo de crecimiento francés es superior al de Estados Unidos, Japón y Alemania.
Los especialistas dudan que Francia pueda mantener en los tres siguientes trimestres de este año ese ritmo del 1,1% del crecimiento alcanzado en enero, febrero y marzo. El primer trimestre suele ser mucho mejor que los otros, entre otras razones porque cuenta con más días laborables. Pero el hecho de disponer este año de una perspectiva de crecimiento superior al 2% ofrece a la política presupuestaria de Bérégovoy un inesperado margen de maniobra.
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