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Un hombre miraba por un agujero en los probadores de señoras de Galerías

José Miguel J. L., de 31 años, se dio una vuelta en la tarde del martes por la cuarta planta de Galerías Preciados de la calle de Goya. De las perchas colgaban camisas y bañadores de colores chillones. José Miguel escogió unas camisetas y entró en los probadores. Pasó un buen rato. Una dependienta se extrañó de la tardanza y, cuidadosamente, sorprendió al cliente mirando por un agujero a su vecina.

La dependienta de la planta joven vio primero, por una rendija que dejaba la cortina rosa del tercer probador, que el hombre estaba inclinado, y tuvo la impresión de que espiaba a su vecina de cuartito.

La dependienta decidió hacer una prueba: se metió en el probador y se quitó la chaqueta. Notó que alguien destapaba desde el otro lado del tabique de aglomerado un pequeño orificio circular practicado en la madera. Así, y con la ayuda de un vigilante, pudo sorprender al cliente cuando la observaba por el orificio.

Con un berbiquí

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Los dos empleados de Galerías avisaron a la policía. Eran las 19.30 del martes. Los agentes se llevaron a José Miguel J. L. a la comisaría de Buenavista. Llevaba encima un berbiquí. El hombre fue puesto después en libertad y niega que se dedicase a espiar a las clientas en los probadores.

El carpintero de Galerías de Goya se afanaba ayer por la mañana en tapar, con tacos de madera y cola, dos agujeros en el probador de la cuarta planta. Había ya otras dos perforaciones selladas en los dos tabiques laterales del cuartito, obra de algún mirón anterior. "Descubro esto no todos los días, pero casi", comentaba el hombre; "suelen hacerlo en silencio, con berbiquí e incluso con clavos". Los lugares favoritos de espionaje son los probadores de esta planta, donde los jóvenes de ambos sexos utilizan las mismas dependencias para cambiarse, y también los de la sexta planta, donde se vende ropa para hombre y mujer; y ocurre lo mismo. El carpintero tapó acto seguido un orificio más de un probador de oportunidades.

La dirección de Galerías no hizo comentario alguno sobre el incidente del mirón. Según fuentes policiales, José Miguel J. L.. puede ser acusado ante el juez de atentado contra la intimidad.

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