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España lamenta la timidez de la presidencia de la Comunidad Europea

La diplomacia española cree que la actual presidencia portuguesa de la Comunidad Europea (CE) es timorata a la hora de luchar por poner en práctica las conquistas de Maastricht, pero, para no herir la susceptibilidad de un país especialmente sensible a las críticas españolas, el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, evitó ayer formularlas ante su homólogo portugués, Joäo de Deus Pinheiro.

Fernández Ordóñez y el ministro portugués, que efectúa una gira por varias capitales comunitarias, cenaron ayer a solas en el restaurante Jockey, de Madrid, y el próximo martes 5 de mayo será el primer ministro de Portugal, Anibal Cavaco Silva, quien efectuará una visita privada a Madrid que aprovechará para entrevistarse con el presidente del Gobierno, Felipe González. Éste recibirá después al presidente francés, François Mitterrand.Carlos Westendorp, secretario de Estado para la CE, fue, a finales de marzo, el primero en hacer una crítica a la presidencia portuguesa, al declarar al semanarío The European que estaba "aterrado" por la decisión de Lisboa de no convocar una cumbre europea extraordinaria para allanar el camino de la aplicación de los compromisos de Maastricht. Sin ser tan contundente, González lamentó en Bonn a la semana siguiente que no se celebrase un Consejo Europeo antes de junio.

Más cauto aún, Fernández Ordóñez reconoció ayer que en España "sí habíamos pensado en la oportunidad de tal cumbre", pero luego se hizo eco de los argumentos portugueses para no convocarla: "La situación europea, caracterizada por una cierta inestabilidad y cambios de gobiernos, o, por lo menos, de ministros de Exteriores, no es la más propensa para tal reunión".

En el entorno del ministro español se asegura, sin embargo, que si no hay Consejo Europeo extraordinario, el ordinario, que tendrá lugar dentro de dos meses en Lisboa, será probablemente un fracaso y el testigo de la presidencia comunitaria pasará entonces a manos de John Major, un primer ministro mucho menos proclive que Cavaco Silva a asumir los intereses de los países meridionales.

Aumento del presupuesto

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En Lisboa, los Doce deberán, en principio, aprobar el paquete Delors II, es decir, un incremento en el próximo lustro de casi un tercio del presupuesto comunitario, que alcanzaría en 1997 los 87.500 millones de ecus (más de 13 billones de pesetas). Buena parte de este esfuerzo sería dedicado a la mejora de las infraestructuras y a la protección del medio ambiente en los cuatro socios menos desarrollados de la CE.

En privado, los altos funcionarios son menos prudentes que sus jefes al comentar la actuación portuguesa. "Cuando, como sucede desde enero, la presidencia portuguesa no demuestra ninguna voluntad de llegar a un compromiso, las delegaciones nacionales levantan el pie del acelerador y no se negocia", indica un diplomático. "No hemos avanzado nada, y de aquí a junio apenas queda tiempo para hacer un trabajo serio". "Es de temer que en Lisboa sólo obtengamos una declaración de intenciones con pocas cifras. A los meridionales nos conviene alcanzar un acuerdo cuanto antes porque así dispondremos antes de los fondos".

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