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El número de videoclubes se ha reducido a la mitad en los dos últimos años

"Salimos del cataclismo, de una tremenda crisis que por poco nos deja fuera de combate, pero hemos aguantado el chaparrón y seguimos existiendo". Alfredo García Iglesias, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Videoclubes (FEAV), define de esta manera la nueva situación del mercado videográfico español, que, acosado por la competencia televisiva, ha visto reducido a más de la mitad sus ingresos y el número de videoclubes en los últimos dos años.

El aumento de cadenas privadas y públicas de televisión, que ha supuesto una sustancial ampliación de la oferta cinematográfica, ha provocado la desaparición en los dos últimos años de más de cinco mil establecimientos de los 11.000 que se alcanzaron en los mejores tiempos y ha hecho que los videoclubes comiencen a derivar hacia tiendas audiovisuales, de tal suerte que sus ingresos por ventas de cintas son casi iguales a los del alquiler. No obstante, lo que ya algunos habían llamado ocaso del vídeo parece registrar los primeros síntomas de regeneración según han constatado los participantes en el Segundo Simposio Videográfico Nacional, celebrado recientemente en Madrid. "La televisión ya no es aquél ogro que amenazaba con comerse todo lo que se le ponía por delante, ha dicho Antonio García Rayo, director de Vídeo profesional.

Este especialista se basa al hacer esta afirmación en los siguientes datos: durante 1991 se editaron 1.200 títulos tanto en el mercado de alquiler (más de 400 títulos) como en el de venta directa (más de 700 títulos). Por otra parte, se ha comenzado a introducir en el mercado títulos considerados como clase primera o clase A, casi, a la par que su estreno en las salas cinematográficas. Por ejemplo, ya se encuentran a la venta en vídeo El silencio de los corderos y Terminator II.

Quizá todavía no se puede decir lo mismo de las cifras de negocio. Durante 1991 el volumen de negocio del mercado de alquiler se ha acercado a los 8.500 millones de pesetas y a 6.000 millones el de venta directa. Pero la suma de estas cifras queda realmente lejos de los más de 50.000 millones de pesetas de volumen de negocio que registró el sector en 1989.

Un tercer canal

"Hace cinco años, con sólo dos canales de televisión pública, el vídeo se convirtió en el tercer canal y además a gusto del consumidor, dice José Monserrate, presidente de la Unión Videográfica Española (UVE). "Se concentró una enorme oferta en el vídeo ya que toda la historia del cine se puso a disposición del público casi de golpe; creció el número de videoclubes y aumentó el número de magnetoscopios hasta alcanzar casi los cinco millones que existen en la actualidad".La multiplicación de canales de televisión ha estado a punto de dar la puntilla al videoclub. Durante 1989 las televisiones existentes (no habían entrado en funcionamiento todavía las privadas) insertaron en su programación 400 películas. En 1991 las televisiones (incluidas las tres privadas) programaron 4.400 películas. "No es extraño", añade Monserrate, "que desaparezcan distribuidoras, mayoristas, videoclubes, laboratorios y hasta los piratas, que huyen de un sector con graves problemas y que ya no es El Dorado ".

Los representantes de videoclubes, que ahora son menos de la mitad que hace tres años, dicen que las cosas comienzan a ir mejor. "El sarampión de las televisiones ha perdido efervescencia; la calidad de su programación ha bajado considerablemente; el vídeo ha mejorado su oferta con películas recientes y buenas; se ha ampliado el negocio hacia tiendas de venta de películas de calidad y se pretende convertir el videoclub en un escaparate videográfico ...".

Los videoclubes tienen que hacer frente a otra distorsión: la piratería. De acuerdo con cifras facilitadas por Antonio Recoder, secretario general de la Federación Antipiratería (FAP), durante 1991 las fuerzas de seguridad intervinieron 56.303 videocasetes fraudulentas con un valor superior a los 620 millones de pesetas. Aunque la cifra total de fraude -incluidos los equipos confiscados- se estima en más de 2.600 millones de pesetas. El método de piratería todavía más usado es el del "repicado" o copia de un vídeo a otro que hacen los videoclubes.

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