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El Partizán yugoslavo, más sólido que el Philips italiano

Robert Álvarez

El Joventut tendrá un rival más que temible. Los yugoslavos, que cortaron el camino a la gloria al Barcelona durante los tres últimos años, volverán a ser el Rubicón. Y lo serán tras haberse agigantado gracias a su neta victoria en la semifinal sobre un rival del oficio del Philips de Milán. Croatas y serbios pueden haber estado en guerra y pueden gritar cuanto quieran su incompatibilidad. Pero en el baloncesto son como dos gotas de agua. El Partizán es como el Jugoplástica que acudió como cenicienta a la final four de Munich. Su juego es igualmente bello, sutil, sólido, efectivo. Sus componentes, igualmente maltratados por los pronósticos, pero con un talento que les catapultará en breve hacia contratos millonarios.El equipo serbio será un rival complicado también porque agota todas las posibilidades tácticas. Ayer tuvo ocasión de exhibirse en este sentido ante un enemigo amante de tocar muchas teclas.

El Partizán supo remontar un mal inicio: 11-1. Supo seguir vivo pese a que sus dos figuras, Danilovic y Djordjevic, tardaron 10 minutos en denotar que habían sido siquiera alineados. Ganaron pese a que pronto se encendió su luz de alarma cuando en 14 minutos dos de sus pívots habían sumado ya tres personales y cuando faltando aún más de seis minutos para el final Stevanovic ya había sido eliminado y los otros tres hombres altos de los que dispone ya sumaban cuatro personales. Vencieron pese al fenomenal problema de tener que detener al feroz Dawkins: 19 rebotes, 21 puntos pese a su poca preeminencia en el juego de su equipo, y máximo instigador de la guerra que libraron los pivots serbios para compensar su presumible desventaja.

El equipo italiano mandó hasta los minutos decisivos, en los que de forma sorprendente los jóvenes jugadores yugoslavos aguantaron el balón con una sangre fría inesperada, lanzaron triples sin complejos, y metieron prácticamente todos los tiros libres de que dispusieron.

Si alguien cree que lo de ayer fue una casualidad que repase los antecedentes: es la tercera vez en este año que el Partizan se impone al Philips en otros tantos enfrentamientos. Su superioridad es incuestionable. El finalista español deberá andar mañana con pies de plomo.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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