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Guerra da muestras a las federaciones de que ha vuelto a ser el máximo interlocutor del PSOE

Anabel Díez

Dirigentes provinciales y regionales del PSOE tienen constancia de que el vicesecretario general, Alfonso Guerra, ha vuelto a ejercer el poder dentro del partido, y sitúan la inflexión desde la exoneración del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía de los aforados del caso Juan Guerra y la entrevista que mantuvo con el secretario general, Felipe González, el pasado 6 de febrero. El número dos del PSOE ha comenzado una gira por todas las federaciones de su partido en las que, a través de reuniones internas, imparte la doctrina que los socialistas deben extender.

La certeza del resurgir de Guerra ha hecho que algunos dirigentes que se alejaron del llamado guerrismo intenten reanudar el diálogo. Es el caso del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, que el pasado miércoles se desplazó a la sede federal para entrevistarse con el vicesecretario general."La derecha ha ido a por mí pero no sabía que yo tenía un chaleco antibalas que sois vosotros". La sala de un restaurante salmantino, repleta de militantes socialistas, estalló en un cerrado aplauso cuando Alfonso Guerra pronunció esta frase hace diez días en una de sus giras por federaciones.

Dirigentes de Castilla y León han respirado con alivio al tener la impresión de que las aguas casi han vuelto a su cauce. Un dirigente provincial hacía la siguiente reflexión: "La inmensa mayoría del partido no es guerrista ni antiguerrista sino que desea el mantenimiento del tandem Felipe-Alfonso y cuando éste se quebró la desorientación hizo mella en toda la organización".

Un dirigente gallego se manifestaba en términos parecidos: "Todos deseábamos que los dos volvieran a entenderse porque lo contrario sería un desastre ya que la mayoría del partido no ha estado nunca por derrumbar a la ejecutiva federal; eso eran cosas del ámbito estrictamente madrileño".

Lo cierto es que la reanudación de las relaciones entre González y Guerra es muy, reciente, según confirman fuentes gubernamentales. La reunión del pasado 6 de febrero en La Moncloa de ambos políticos junto al secretario de organización, Txiki Benegas, en la que se firmó implícitamente la paz, venía precedida de meses de silencio entre los dos primeros. El momento de máxima tensión se produjo hace un año cuando González hizo cambios en el ejecutivo que llevaron a Narcís Serra a la vicepresidencia. Durante esos días ambos se comunicaron telefónicamente y allegados de las dos partes aseguran que el desacuerdo era absoluto.

A partir de la citada reunión de febrero Alfonso Guerra repite en todos los foros privados y públicos que Felipe González no es sólo líder de todos los socialistas sino el mayor "líder social" de este país y que la tarea del partido es apoyar la acción del Gobierno, frente a ese bloque "de la derecha" que quiere acabar con el "proyecto" inaugurado en 1982.

La reanudación de las relaciones prácticamente coincidió con la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía de exonerar a los cargos políticos, incluido al propio Guerra, de todo el proceso contra Juan Guerra. Desde entonces el número dos del PSOE ha emprendido una gira por todas las federaciones, que se mantendrá hasta el próximo mes de agosto.

Todos los actos invariablemente tienen dos partes: Una externa, con mítines públicos, y una segunda ya privada en la que se reúne a puerta cerrada con los militantes y cargos públicos y orgánicos provinciales y regionales. Todos sus mensajes insisten en la necesaria cohesión del partido.

Guerra ha visitado ya las organizaciones de Canarias, Cantabria, Málaga y recientemente Salamanca.

En esta ronda también ha incluido a los eurodiputados con quienes se reunió recientemente en un almuerzo.

Dirigentes regionales que le han escuchado en estas últimas comparencias aseguran que Guerra no es el mismo. "No hace los discursos que solía, un tanto incendiarios, sino que tanto de forma como de fondo da conferencias sobre el valor actual de la socialdemocracia, la recuperación de los valores y la necesidad de actualizar sus presupuestos para no dejarse arrastrar por la caída del comunismo y frente al avance de la derecha", relata uno de estos dirigentes.

Visitas al escaño

El resurgir de Guerra es más que ostensible en el Congreso de los Diputados. Lo que antes eran tibios saludos ahora se ha convertido en una peregrinación de parlamentarios socialistas hacia su escaño.La interpretación generalizada se orienta hacia el peso de Guerra en el visto bueno de las próximas candidaturas. Miembros de la ejecutiva señalan que éste ya ha asumido la pérdida de influencia que supone estar fuera del Gobierno y ha decidido ejercer la cuota de poder que da la dirección del partido.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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