Ballesteros y Olazábal pasan el corte en Augusta
ENVIADO ESPECIAL Los españoles Severiano Ballesteros, con 143 golpes (75 y 68), y José María Olazábal, con 145 (76 y 69), lograron ayer escapar de la eliminación en el Masters de golf de Augusta (Estados Unidos). Aquél lo hizo al figurar entre los 44 primeros de los 83 participantes. Éste, al beneficiarse de la regla de hallarse a 10 o menos de los líderes. El galés lan Woosnam (69 y 66), empeñado en reeditar su triunfo de 1991, y el australiano Craig Parry (69 y 66) ostentan ahora ese papel con 135 (-9).
"Venga, José María, a por los 66, que rompemos el torneo". Así saludó Ballesteros a Olazábal en el comienzo de una jornada que se presumía difícil para los jugadores españoles. La suya fue una demostración más de que el espíritu de uno y el del otro están cortados por patrones distintos. El cántabro exterioriza su rebeldía ante las dificultades y las encara con ánimo redoblado. El vasco se refugia en sí mismo, se pasa horas sin decir una sola palabra a quienes conviven con él, vuelve alicaído al campo y ya parece como si no pusiera interés en los ensayos.No se trata, por supuesto, de que Olazábal se rinda pronto. Pero tal vez le conviniese elevar su tono combativo. Cuando concluyó su segundo recorrido, con 69 golpes (-3) parciales, pero 145 (+1) totales, era consciente del riesgo de quedar eliminado. Entonces, en lugar de desahogarse con cualquier excusa o reproche, se limitó a comentar con acento fatalista: "Quizá tenga que subirme antes de tiempo al avión".
No, no tendrá que hacerlo. Pero tan sólo por los pelos de la regla de los diez de desventaja respecto al liderato gracias a que Couples se enredó en un absurdo doble bogey en el hoyo 14, cuando caminaba con -9, y a que Parry no llegó al -10 por cuestión casi de milímetros en el 18, en el que precisamente le igualó Woosnam con un birdie.
El subcampeón vigente pudo, pues, eludir el bochorno de no librarse del corte en la actual pese a que su putter le impidió enmendar mejor su plana. No incurrió en ningún bogey y, en cambio, coleccionó tres birdies en el 3, el 8 y el 15. Pero estos fueron muy pocos para sus ocasiones: en el 2, el 5, el 9, el 11, el 13 y el 17, en varios de los cuales su pelota rozó el agujero. "O la pegaba demasiado fuerte o demasiado flojo. Pero no me entraba" adujo.
Espléndido final
Ballesteros es diferente. Por su propia personalidad y porque se ha curado de espantos a lo largo de tantas temporadas gozando y sufriendo en la cumbre. Ayer, yendo también por el filo de la navaja, vivió momentos presuntamente descorazonadores. Pero supo hacerlos frente.
Mantuvo la guardia alzada y sus 68 golpes (-4) para reunir 143 (-1) le supusieron la recompensa de asegurarse la continuidad sin padecer zozobras por las tarjetas ajenas. "Aún pueden pasar muchas cosas", se reconfortó.
Después de un comienzo firme, con sendos birdies en los hoyos 1 y 2, sus putts le fueron tan esquivos como el jueves, cuando los calificó de "terribles" y afirmó que no recordaba "desde cuando eran tan malos". Los de entre tres y cuatro metros, para nuevos birdies, los fallaba y los de dos, para salvar los pares, los metía a duras penas. Así hasta que en el 11, en uno de estos, su bola se quedó "colgada". Era su primer bogey y representaba un amenazador +2 global.
Pero perseveró. Ni siquiera desfalleció al no atinar con otro birdie desde uno y medio en el 13. En el 15, el 17 y el 18 encontró, por fin, los tres del alivio por sus excelentes aproximaciones, especialmente la del último, en la que imprimió a su bola un efecto de retroceso para dejarla "dada".
Mientras tanto, los estadounidenses vuelven a temer un descalabro. Su máxima baza, Couples, está en plena forma. Pero un tremendo error en el antegreen del hoyo 14 le costó dos golpes y verse rebasado por Woosnam, aqueé que en las vísperas vaticinaba disfrazado con la piel del cordero que la semana sería "muy corta" para él, y Parry, quien, a sus 26 años, cuenta con siete victorias en su palmarés, cuatro de ellas en el circuito europeo. Tras irse abajo Lanny Wadkins y flojear Fred Sluman, al quite se ha situado, eso sí, Floyd, el veterano iugador de 49 añosaños.
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