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Reportaje:

Un año prodigioso para Jodie Foster

La actriz y directora norteamericana obtuvo el segundo 'oscar' de su carrera

Antes de cumplir 30 años, la niña precoz que fue Jodie Foster se ha convertido en una adulta prodigio. La actriz norteamericana que ayer ganó su segundo Oscar por su interpretación en El silencio de los corderos, sólo tres años después de obtener el primero con su papel de joven violada en Acusados, agradeció el esfuerzo de todas las mujeres que la han precedido abriendo camino. Sin duda, su trayectoria honra el trabajo de sus antecesoras en la lucha feminista.En menos de tres décadas le ha dado tiempo a hacer casi de todo. Tras sus primeros pasos como actriz y modelo infantil, a los 13 años fue nominada para el Oscar a la mejor actriz secundaria por su papel de niña prostituta en Taxi driver, de Martin Scorsese. Su trabajo caló tan hondo en el público como para convertirse en la obsesión de John Hinckley, el desequilibrado que atentó contra Ronald Reagan para llamar la atención de la estrella. Después, Foster se recluyó y prosiguió con sus estudios. Ahora es uno de los pocos personajes de Hollywood con una licenciatura universitaria por Yale. Todavía hoy, la dicharachera Jodie se niega a hablar sobre el traumático capítulo que la llevó a las primeras páginas por algo ajeno al cine. El rastro de esta tragedia aún la acompaña. La pasada semana, según una comentarista de la te levisión, paseaba por Nueva York cuando descubrió que la seguía un cazador de autógrafos. Rápidamente, se metió en unos grandes almacenes y se ocultó en una esquina. Cuando llegaron los guardias de seguridad, la actriz sujetaba enérgicamente por la solapa a su perseguidor: "¿Se puede saber por qué me sigues, idiota?".

El magnetismo de esta mujer menuda parece atravesar su mejor racha. Hace unos meses, la revista Time la eligió como portada a raíz de su bautismo como directora de cine con la película El pequeño Tate, donde también interpreta el papel de una madre soltera que afronta los problemas de su hijo superdotado.

El comportamiento de Foster, a quien el éxito le llegó antes que la menstruación y a la que no se le conocen novios, ha sido interpretado por los columnistas de Hollywood como extraño. Su nombre ha aparecido en diversas listas de estrellas con inclinaciones homosexuales. La tarde de los oscars, los manifestantes gay que amenazaban con desenmascarar a los actores con preferencias sexuales encubiertas gritaron su nombre al llegar su limousine. El único comentario que salió de sus labios fue frío: "Me parece muy bien que la gente proteste por sus ideas". Con la misma naturalidad con la que pasa de hablar su inglés californiano a un perfecto francés, continuó comentando que su traje pantalón de pedrería color marfil se lo había hecho Giorgio Armani.

Esa misma noche, tras desaparecer de la sala de prensa, unos gritos de miedo se escucharon detrás del telón. Jodie se divertía asustando a Anthony Hopkins, el psiquiatra caníbal de El silencio de los corderos, donde apenas podía sostenerle la mirada.

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