El ecologismo simpático se impone al fundamentalista
J. V. Los Verdes lo celebraron en su sede parisiense con una cena macrobiótica; Generación Ecología, con el incesante descorche de botellas de champaña. Estas dos formas de celebrar la espectacular irrupción del ecologismo en la vida política francesa resumen el carácter de sus dos líderes: Antoine Waechter, de Los Verdes, y de Brice Lalonde, de Generación Ecología. Si los dos ganaron el pasado domingo, Lalonde triunfó aún más. Algo más de la mitad de los votantes ecologistas prefirieron el carisma, la simpatía y la moderación de Lalonde al rigor, la austeridad y el fundamentalismo de Waechter.
"Estoy un poco decepcionado", confesó Waechter en la cena macrobiótica. "Ha sido un empuje muy importante para la ecología responsable", dijo Lalonde brindando con burbujas.
Apenas 15 meses después de su creación, Generación Ecología se zampó el domingo la mitad de un pastel de votos ecologistas cocinado desde 1984 por Los Verdes. Entre unos y otros representan a un 14% de los franceses, pero si quieren transformar ese peso en capacidad real de influencia deben poner fin a sus querellas de familia.
Los socialistas franceses no hablaban ayer sino de ecología. Tras haber tenido a Lalonde como una figura "pintoresca" en su Gobierno, las gentes de Franiçois Mitterrand descubren ahora que la defensa del medio ambiente da buenos dividendos electorales. En la lucha contra la "lógica productivista" se ha refugiado la Francia de Mayo del 68 que ya no se identifica con un Partido Socialista que ha renunciado a la esperanza.
En la noche del domingo, la fiesta fue casi dionisiaca en las sedes en Burdeos de la candidatura Caza, Pesca, Tradición y Naturaleza. Aquí dominó el buen vino local. Completamente borrachas, las gentes de este movimiento rival de los ecologistas cuando se trata de prohibir la caza, amigo de ellos cuando hay que oponerse a las centrales nucleares, se felicitaron por haberse convertido, con el 11,9% de los votos . regionales, en la tercera fuerza de Aquitania.
