Incertidumbre sobre el futuro de Suráfrica ante el referéndum de hoy

Los surafricanos blancos acuden hoy a las urnas para pronunciarse sobre el plan de reformas del presidente Frederik W. de Klerk sin saber si el resultado va a ratificar el proceso de normalización política del país o va a pararlo en seco, con dramáticas consecuencias. Destacados dirigentes del Partido Nacional (NP) y del Partido Conservador (KP), principales fuerzas tras el sí y el no, respectivamente, hablan de victoria ajustada para sus posiciones.

Una tremenda incertidumbre pesa sobre los votantes que hoy se pronuncian en el referéndum sobre si seguir adelante con la reforma constitucional que auspician De Klerk y Nelson Mandela como más preeminentes líderes políticos del país.Los surafricanos están viviendo las últimas horas bajo una fortísima tensión psicológica muy bien encarnada por la mujer que ayer confesaba en Johanesburgo: "Mi corazón me dice que no pero mi cabeza me dice que sí. El Partido Nacional [del presidente De Klerk] ha destruido al país, pero el no nos llevará a un callejón sin salida; el mundo se pondrá contra nosotros, y aquí habrá una guerra civil".

Las valoraciones morales sobre el apartheid ocupan un lugar de tercera fila entre los votantes, incluidos los que pasan por liberales, que reconocen la contradicción entre las teorías progresistas y la realidad. Los resultados están en el filo de la navaja. Un analista comentaba ayer que había todavía alrededor de un 20% de indecisos y que podría darse cualquier veredicto.

Stoffel van der Merwe, secretarlo general del Partido Nacional, reveló la incertidumbre que pesa sobre el Gobierno al responder a la pregunta de si estaba preocupado por el resultado. "Sí y no", replicó. "Creo que va a ganar el sí, pero estoy preocupado por el tamaño de la victoria". Le costó ofrecer una cifra. "Necesitamos una amplia victoria", dijo. "No menos del 55%". La semana pasada, el ministro de Exteriores, Roelof Botha, dijo que por debajo del 60% seguiría habiendo dificultades para el proceso negociador, porcentaje que era el mínimo que esperaba De Klerk cuando convocó el referéndum el pasado mes para quitarse de encima la presión del KP. Analistas indepedientes creen que el Gobierno podría conseguir el 53% de los votos, pero en las filas conservadoras se habla abiertamente de victoria, formal o política. Koos van der Merwe, el principal portavoz del KP, decía ayer que los resultados serán muy ajustados: "Vamos a ganar por medio punto o un punto". Clive Detby Lewls, miembro del consejo del líder del partido, Andries Treurnicht, señaló: "Si perdemos por un margen corto, lo consideraremos una victoria; cualquier resultado para nosotros por encima del 45% será una victoria". Al principio de la campaña, sólo el 20% del electorado tenía decidido votar por el no. Una alta participación beneficiará a De Klerk, y el esfuerzo de última hora de los partidarios del sí estriba en conseguir que los indecisos acudan a las urnas, en especial los de extracción británica.