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La Policía Municipal 'caza' conductores ebrios en las zonas de copas de Madrid

Ana Alfageme

Los pijos de la discoteca Pachá tuvieron como vecinos el viernes por la noche a un par de coches de la Policía Municipal y a una grúa. Los agentes se apostaron en la calle de Fuencarral a la caza de conductores horrachines, cerca de Malasaña y a un tiro de piedra de Barceló y la glorieta de Bilbao, una zona donde hay más bares que adoquines. La Policía Municipal ha acercado los controles de alcoholemia a las zonas de copas. El fin de semana pasado pudieron inmovilizar un 7% de coches más que de costumbre.

El conductor nocturno se encontrará, cada fin de semana, controles móviles de alcoholemia pegados a las zonas de copeo de la ciudad, dentro de esta "campaña de mentalización", como lo definen fuentes de la Policia Municipal. El viernes, 25 agentes midieron los niveles de alcohol en sangre de 51 conductores, en Fuencarral, en Princesa y en la calle de Huertas, desde la medianoche hasta las cinco de la madrugada del sábado.Los dos últimos controles no detectaron a ningún conductor ebrio, con la salvedad de una chica que se negó a soplar. En ese caso, los policías le denuncian directamente. "Si se niega, es que va a dar positivo", comentan.

Los que triunfaron más fueron los agentes de Fuencarral, que consiguieron dos controles positivos entre 14 y uno más en el límite máximo permitido para conducir, es decir, 0.8 gramos, detectado en un muchacho con pinta de apocado y a quien el agente le dejó ir con un "ten cuidado, estás en el límite, así que lleva a tu novia a casa y a dormir". "Sí, sí", respondió muy aliviado el muchacho.

Si hubiera dado positivo, incluso un 0.9, no podría ponerse al volante de su coche. Habría que hacerle la prueba a un acompañante con carné. Si no hay acompañante ni carné, el coche se lo lleva la grúa y se le denuncia. Le caerán 50.000 pesetas de multa y además se informa al juez para que dictamine si haydelito contra la seguridad del tráfico, lo que implica sanciones de 200.000 a un millón de pesetas.

Y al juez, según fuentes de la Policía Municipal, lo que más le importe es si el conductor cazado se tambalea o está tan ricamente aunque sople y salga un 2.0 como una casa. Es decir, los sintomas, que son anotados cuidadosamente por el agente que hace el control. El nivel de alcohol en sangre depende del sexo y peso entre otras cosas. A un hombre de 80 kilos, por ejemplo, cinco copas de vino le harán aparcar el coche. Aunque no siempre ocurre así.

Mientras la gente soplaba, la noche del viernes se teñía, como siempre, de sangre y alcohol. Hubo 22 accidentes con 11 heridos. Es el viernes el día en que más gente muere y más golpes hay. En 1991, 37 vidas se perdieron en 2.279 accidentes, de los 13.404 ocurridos en la ciudad. En las 22 colisiones de este viernes 13 se practicaron 11 alcoholemias. Y siete fueron positivas. "La coincidencia queda clara, ¿no?", comentan en la policía.

"¡Dadle una oportunidad a Dani!"

"¡Cuidádmelo, que lo quiero mucho!", gritaba el muchacho, con la lengua gorda, abrazado a su casete. Su Peugeot 205 escalaba la grúa municipal en la calle de Fuencarral. De repente, el coche, salpicado de pegatinas, ya no era suyo y no se lo podía llevar a Moratalaz. Dormiría vigilado por la Policía Municipal. El chico, en chándal, se había subido a una furgoneta y un agente le había pedido que soplase por un cilindro conectado a un chisme parecido a un radiotransmisor. -"Echa el aire seguido y fuerte" le aconsejó el policía. Resultado: 1,6 gramos de alcohol en sangre. Así no podría conducir.El muchacho, de unos 20 años, tuvo que zarandear a un colega que iba dormido en el coche para que soplase también. Pero nada, Dani no podría conducir, dio positivo: 0,9. "Dani, eres un alcohólico y un hijo de puta", se reía el conductor. A Dani, adormecido, le daba todo igual. El otro amigo, un heavy de cazadora de cuero blanca y melena, no tenía carné.

"Dadle una oportunidad a Dani, hombre", le ruegan a la agente Concha. Concha le dice al del chándal que podrá retirar el coche gratis al día siguiente, previo soplido. "Si duermes, se te pasa". Los tres contemplan cómo, con el coche, se va su noche de copas, aunque se lo toman con buen humor. "Esto no es normal, dice Concha, "lo suyo es que la gente se suba por las paredes. Pero si salen limpios de la prueba, cambian de opinión, se transforman. Aseguran que esto es maravilloso y que tendríamos que hacer controles constanteinente".

Un agente para a un Volkswagen escarabajo con seis personas dentro. "Lo he hecho porque está prohibido ir tanta gente, pero hay compañeros que detienen a taxistas, porque son los que están trabajando y alguno hay, mayor, que para a las chicas". Su intuición ha dado resultado. El joven da positivo.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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