Las repúblicas de la ex URSS, salvo Georgia, ingresan hoy en el Consejo de Cooperación del Atlántico Norte

Las repúblicas de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), sustitutas de la desaparecida URSS, ingresarán hoy en el Consejo de Cooperación del Atlántico Norte (CCAN), creado por la OTAN el pasado 20 de diciembre para establecer la colaboración política, militar y técnica con los antiguos enemigos.

El nuevo organismo pasará de 25 a 35 países miembros (los 16 aliados occidentales, los cinco países del Este, las tres repúblicas bálticas, Rusia y las 10 restantes repúblicas de la CEI).Del antiguo Pacto de Varsovia sólo queda fuera Georgia, pero su ingreso es "cuestión de tiempo", manifestaron fuentes de la OTAN. Sólo hace falta para ello que sea reconocida por los 16 socios de la Alianza Atlántica.

El ministro español, Francisco Fernández Ordóñez, en su calidad de presidente de turno del Consejo Atlántico, será el encargado, como ya sucedió en diciembre, de dar la bienvenida a los nuevos miembros del club. Aunque el Consejo de Cooperación entre el Este y el Oeste surgió con la presunción de miembro de la ya desaparecida URSS, se considera que Rusia ocupó ese puesto y por tanto tiene el carácter de miembro. El ingreso se circunscribe a las otras 10 repúblicas de la CEI.

La nueva declaración se limita a reafirmar los principios del 20 de diciembre, según los cuales la nueva arquitectura de seguridad europea se basa en la construcción de una Europa unida, cuya seguridad es indivisible. La OTAN es la que ampara esta asociación y la cooperación, tanto militar como política, social y económica. Prueba de ello es que la OTAN acaba de aprobar un presupuesto extraordinario de 450 millones de pesetas para costear las reuniones.

En realidad, el CCAN nació como respuesta parcial a las ansias de adhesión de Polonia, Hungría y Checoslovaquia, que plantearon formalmente la integración. El presidente Borís Yeltsin presentó por carta la candidatura de Rusia el pasado 20 de diciembre.

Una mayoría de los aliados considera que no es el momento de abrir esta polémica en los parlamentos nacionales, porque entonces "la razón de ser de la propia Alianza Atlántica podría ser puesta en entredicho", según fuentes del Gobierno español. Sin embargo, un alto funcionario de la OTAN opina que "el ingreso debe contemplarse en una estrategia selectiva y a largo plazo". El propio secretario general de la organización, Manfred Woerner, suscribe esta tesis.

El plan de trabajo para este año incluye múltiples contactos a distinto nivel, que para los aliados occidentales servirán de rodaje en la cooperación, pero que provocan una cierta frustración a los países del Este por "el exceso de reuniones y la lentitud de los mecanismos de consenso". La reunión ministerial extraordinaria de hoy volverá a repetirse en Oslo en junio, con lo que se quedará corta la previsión de una reunión anual, en diciembre y en Bruselas, El 1 de abril se celebrará una reunión de los titulares de Defensa, a la que por parte aliada no acudirá Francia, país que se mantiene al margen de la estructura militar de la Alianza Atlántica.

Los aliados presionan a sus nuevos cooperantes del Este para la aplicación de los compromisos del Acuerdo CFE, sobre reducción de armas convencionales en Europa. Las fronteras de las nuevas repúblicas no coinciden con las zonas militares de la desaparecida URSS y hace falta un pacto complementario dentro de la CEI sobre reducción y límites de armamentos y tropas.