Sobre 'La voz de la sangre'

En relación al artículo aparecido en EL PAÍS del pasado día 21 de febrero titulado La voz de la sangre, exactamente en la página 25, y como sea que en dicho artículo aparece mi nombre, me permito aclararle algunos puntos:1. El Consorcio del Gran Teatro del Liceo, del cual he sido administrador general y administrador artístico, no heredó nada, sino que se crea, y su balance en el momento de su creación es cero. En 1985, y siendo gerente Luis Portabella Rafols, el déficit acumulado es de 600 millones, de los cuales 400 millones son personales de Luis Portabella y 200 millones en una póliza de crédito suscrita con Banca Mas-Sardà (Ramblas, 14). Dejo el Gran Teatro del Liceo en noviembre de 1989.

2. En esos años, los cachés de los artistas eran los normales en el mundo operístico, aunque nunca han sido los cachés de los artistas los que han creado déficit, sino el mantenimiento de las masas (orquesta, coro, técnicos, administrativos, etcétera). El artista más caro es el más barato, pues es el caro el que llena el teatro. Las medianías, aunque necesarias, no venden un billete.

3. Nunca he sido submarino de nadie, y Carlos Caballé I manager nunca controló todas las contrataciones del Liceo. En los años ochenta era el único que había en Barcelona, y era lógico que fuera él quien más trabajara con el Liceo. De todas maneras, el Liceo trabajaba con Felicitas Keller, Alfonso Aijón, Walter Vladarski, Míchel Glotz, Miguel Lerin, Pera Porta, Aldo Cavalieri, Luisa Lasser, Marianne Boeuger, Columbia Artists Management, Germinal Hilber, Margherita Stafford, etcétera, y, lógicamente, con Carlos Caballé y muchos artistas que venían al Liceo por mi trato directo con ellos, sin ningún intermediario.

4. Que mi relación con Carlos Caballé ha sido y es siempre buena, y de peleados, nada. Admiro y quiero a Montserrat Caballé y a José Carreras, y mi relación con ellos es magnífica. Director artístico del teatro de la Maestranza.