El Madrid aguanta el reto del Barça
El Real Madrid aguantó la embestida del Barcelona y salió reforzado psicológicamente del Camp Nou, cuando más lo necesitaba. El Barga se quedó a las puertas del liderato y mantiene las mismas opciones, aunque anoche desperdició una gran ocasión para tumbar a su rival, que a lo largo de las últimas jornadas ha sido zarandeado en diversos cuadriláteros de la a española.Barça y Real Madrid saltaron al césped del majestuoso escenario del Camp Nou con cierta perturbación angustiosa de su ánimo. En una palabra: con miedo. Esa sensación fue más acusada en el conjunto madridista, que hasta hace poco se había sustentado sobre un sistema que fomentaba la irresponsabilidad y un cierto absentismo laboral.
El Madrid de Leo Beenhakker, consciente de lo que se jugaba ayer, se puso el mono de trabajo, bajó a la mina y picó más piedra que nunca. Enfrente tenía un rival, fuerte y duro como el diamante, que había deslumbrado en su loca persecución y que tan sólo tuvo destellos de su clase cuando el momento le era más propicio, cuando tenía que exhibirse ante todo el mundo.
Johan Cruyff, técnico azulgrana, optimista y bravucón en las vísperas del encuentro, adoptó un sistema táctico más conservador de lo habitual, quizá porque no pudo alinear a uno de sus pivotes mágicos, Bakero, que se quedó en la grada por culpa de una lesión muscular. Como suele hacer en los encuentros lejos del Camp Nou, tan sólo dejó en punta a Stoichkov y pobló el centro del campo de hombres para preservar el gran talón de Aquiles de su equipo: la defensa.
Su compatriota y no precisamente amigo, Leo Beenhakker, le respondió con otro todavía más conservador. Cuatro defensas en zona, con Milla de escudo por delante, tres centrocampistas apoyados por Llorente, que tenía la misión de enlazar con el solitario Butragueño.
El discurso futbolístico de ambos equipos se mostró áspero y poco receptivo para el auditorio desde los minutos iniciales. El público se dio cuenta de que podía presenciar un partido de fútbol vibrante, pero nada espectacular porque la pizarra había hecho su efecto en los 22 jugadores.
La renuncia de Cruyff a jugar por los extremos facilitó la tarea destructiva del Real Madrid, que durante los primeros 20 minutos se contentó con capear el teórico temporal que se le venía encima. El conjunto madridista, con Fernando Hierro de lanzadera y Michel taponado por Eusebio, que fue desplazado de su banda habitual, apenas estiró sus líneas. Su única misión, en ese periodo de tiempo, fue impedir el fútbolcontrol del Barcelona, el negarle la pelota para que no la utilizara como un opiáceo, con el duerme y aniquila a todos sus rivales.
Hasta el minuto 23 no se produjo una jugada de peligro real. Fue en el área madridista, tras una rápida combinación entre Guardiola, Stoichkov y Begiristain que neutralizó Buyo en una rápida y arriesgada salida. Dos tiros consecutivos de Nando y Laudrup llevaron la adrenalina a las gradas. El Barca aumentaba su ritmo, pero lo hacía sin prisas y sin pausas, con la mente fría y sintiéndose superior a su rival.
Precisamente, uno de los aspectos en los que el equipo azulgrana supera al Real Madrid, el lanzamiento de las faltas, propició el primer gol de la noche. Koeman había ensayado en dos ocasiones el disparo y siempre se encontró con Chendo saliendo de la barrera. En la tercera fue precisamente el defensa madridista quien vendió a Buyo, que vio pasar el obús lanzado por el holandés.
El gol descompuso al Real Madrid, que se mostró como un equipo gris, sin capacidad de reacción, jugando al pase corto y sin profundizar. Fueron 10 minutos angustiosos para los hombres de Beenhakker, que se fueron al vestuario a buscar el antídoto para el brebaje letal que le hizo beber el Barca.
El técnico holandés, sustituto de Radomir Antic -que vio el partido desde la grada-, tan sólo insufló a sus hombres una consigna: dejarse la piel, sudar la camiseta. Y en la reanudación lo hicieron, desde el primero hasta el último.
A veces, la fe mueve montañas. En esta ocasión fue Zubizarreta quien hizo de sherpa al no atrapar el débil disparo de Hierro en la única jugada peligrosa que efectuó Butragueño. Desde ese momento, el Barça perdió la brújula y al Madrid, su oficio le ayudó a sacar adelante un partido que tenía muy cuesta arriba.
La Liga sigue en el aire -ambos equipos tienen igualado su gol average particular-, pero el Madrid se fue reforzado del Camp Nou, al menos psicológicamente.
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