Transportes municipales, déficit; privados, superávit

La conclusión es simple, pero vale. Un análisis de las empresas de transportes de varias ciudades representantivas, tanto de grandes capitales de provincias ricas como de pequeñas en regiones pobres, ofrece un balance desalentador para la gestión de los organismos públicos en beneficio de los empresarios privados.Las matizaciones, sin embargo, definen mejor la situación real. En Madrid, tanto la dirección de la EMT como la del Metro suspenden en su gestión, puesto que en el último ejercicio equilibran prácticamente ingresos y gastos, pero después de una inyección del Estado de unos 10.000 millones. La flota de autobuses cuenta con un media de 5,5 años, y en la de vagones de metro sube a 14 años.

En Barcelona, la empresa también es pública, pero mancomunada. La Entidad Metropolitana del Transporte está formada por 18 municipios y ordenada por ley de la Generalitat. El déficit es descomunal y está condicionado por la deuda pendiente, cifrada en 80.000 millones, y que se debe saldar año a año. La flota de autobuses es más vieja que en Madrid (7,1 años de media), y la del metro, más nueva (9,3).

Los autobuses municipales de Valencia y Sevilla también pierden dinero y tienen una edad parecida (6,4 y 5 años, respectivamente).

Los empresarios que pujan por la concesión de estos servicios ganan dinero. El caso de ciudad más importante con autobuses urbanos privados es Bilbao, donde, además, la empresa se hace cargo también de los recorridos que enlazan con las poblaciones de la margen izquierda de la ría de Nervión. En Zaragoza, TUZSA, que vivió años muy conflictivos, ahora que es privada obtiene beneficios. En Santiago y Jaén, los empresarios no quisieron precisar sus ganancias.