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La dirección de ETA reconoce que sectores de la organización dan la guerra por "perdida"

"La guerra está perdida y hay que encajar la derrota lo mejor posible; la lucha armada ya no tiene ningún sentido e incluso resulta perjudicial". La dirección de ETA reconoce en una reciente circular interna que esta posición crítica frente a la "lucha armada" es defendida hoy por sectores de su organización. Para rebatir a quienes sustentan esta tesis y las de que aquellos que plantean que Herri Batasuna debería mandar en ETA o cuestionan los atentados indiscriminados, la dirección etarra elaboró el pasado 14 de diciembre una circular, intervenida recientemente en una operación antiterrorista.

Estas "debilidades ideológicas" -así define la dirección de ETA estas críticas internas- se achacan en esta circular a las "difícultades" que atraviesa la banda -entre otras razones, por la eficacia del Pacto de Ajuria Enea, firmado por los partídos democráticos vascos- y al "bloqueo" frente a la negociación con el Gobierno. Esta circular se emitía tras las duras críticas de presos de ETA a la dirección etarra.La carta de la dirección de ETA, cuyo máximo responsable es Francisco Múgica Garmendía, Artapalo, sale al paso de un fenómeno que le inquieta: "La aparición en medios de comunicación de ciertas declaraciones y valoraciones acerca de la situación política, realizadas por personas con cierta notoriedad en el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) y entorno", y que tienen un tono crítico común.

El documento analiza detalladamente los tres frentes o posicíones desde los que se cuestiona la "lucha armada" o el papel de la organización terrorista: La primera postura crítica sostiene -se lamenta la cúpula terrorista- que "la lucha armada ya no tiene ningún sentido y que incluso resulta perjudicial y no ayuda en nada a la izquierda abertzale, bien al contrario". La dirección de ETA rechaza este argumento, por entender que "la lucha armada sigue siendo el factor decisivo en el desgaste" del "enemigo", y arremete contra sus detractores.

Una "segunda postura [crítica] más sutil sería la que plantea la necesidad de un brazo armado, pero bajo la dirección de una cabeza política que no sea la Organización [ETA]". La cúpula terrorista rechaza esa tesis porque "conllevaría el abandono de la lucha armada y la entrega en los brazos del reformismo".

El documento, que en tres ocasiones remite al diario Egin para explicar sus posturas oficiales, esboza una tercera fisura: aquellas posiciones que "asumiendo en principio el papel de la lucha armada, son críticas con respecto a determinadas formas o niveles que ésta adopta (coches bomba, cartas bomba, etcétera).

Expresiones como "aguantar el chaparrón" cuando se produce una ekintza (atentado) de fuertes repercusiones dejan espacio a que el Pacto de Ajuria Enea vaya erosionando los planteamientos ideológicos".

La direccíón de ETA prometía entonces "poner todos los medios y condiciones para evitar al máximo consecuencias no deseadas" de los atentados. Esta diferenciación entre malas y buenas muertes tuvo su último fracaso en el atentado de Santander, donde fallecieron dos transeúntes. Los máximos responsables de ETA ya pedían en esa circular, en previsión, "defensa y arrope" de la lucha armada, incluso cuando "involuntariamente se produzcan efectos no deseados". Página 15

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