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El dinero inservible

Teléfonos, fotomatones, maquinas de tabaco, de refrescos y de café 'rechazan' las nuevas monedas de curso legal

Francisco Peregil

Los duros de tamaño reducido que circulan desde hace tres años en el mercado, las monedas de 25 pesetas con un agujero en el centro, las de 10 pequeñas, las de 200 y las de 50 pesetas sólo tienen cabida en 1.100 cabinas instaladas en la calle y 2.500 ubicadas en distintos establecimientos. Para el resto, que suman 18.000 teléfonos, el nuevo dinero nada vale.La cuestión se complica en estaciones de metro, trenes y autobuses, hospitales, supermercados, colegios y facultades, como la de Filología de la Complutense, donde apenas cuentan con teléfonos públicos y además no están adaptados. En la facultad de Periodismo, por ejemplo, sólo hay tres; uno no funciona y ninguno de ellos está adaptado. En los Juzgados de la plaza de Castilla ninguna de las 10 cabinas aceptan las nuevas monedas.

La compañía sólo espera modificar unas 1.600 este año. "Empezamos por el triángulo de plaza de España, Gran Vía y Alcalá para extenderlo a otros barrios", explica un portavoz. Sin embargo, en la plaza de España, de 11 cabinas, sólo una acepta las monedas de nuevo cuño. Y en la Gran Vía, desde la plaza hasta el edificio de Telefónica se cuentan 33 cabinas, de las cuales sólo tres están adaptadas.

Tan sólo en el aeropuerto de Barajas, Telefónica ha realizado un esfuerzo especial para instalar 42 teléfonos nuevos. Eso, por cierto, fue a raíz de que los responsables del aeropuerto se hicieran cargo de una encuesta en la que los pasajeros se quejaban de esa deficiencia.

Turistas despistados

La situación no parece que va a mejorar gran cosa para el verano, fecha en la que se espera mayor afluencia de turistas, cuyo grado de conocimiento sobre el funcionamiento de los nuevos y viejos teléfonos públicos se supone escaso.

Un portavoz de la empresa reconoce que no se ha realizado ninguna campaña formal para instalar las nuevas cabinas. Ni se han enviado cartas a los propietarios de los locales ni se ha rebajado la cuota de inscripción, que cuesta 30.000 pesetas. "Como el nuevo teléfono ofrece muchas más prestaciones", indicó un portavoz, "ya lo irán pidiendo poco a poco". Así que la compañía no les hace una oferta especial a los propietarios de los teléfonos y éstos no los cambian. Además, detrás de la barra no siempre hay cambio.

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Los responsables de la empresa pública han realizado un esfuerzo especial, eso sí, para eliminar del mercado madrileño los más de 400 teléfonos instalados en bares que aún no admiten monedas de 100 pesetas. A ellos, el cambio por uno nuevo les costará 10.000 pesetas menos.

Sin embargo, existen 3.500 cabinas en la calle dependientes directamente de Telefónica cuyos selectores de dinero aún no se han modificado.

Con las ranuras de las máquinas expendedoras de tabaco y bebidas ocurre otro tanto. Aproximadamente 25.000 de las 35.000 máquinas de tabaco, refrescos y café que hay en la región funcionan aún con la calderilla de antiguo cuño. Un fabricante de selectores de dinero metálico, proveedor de Tabacalera y Coca-Cola y que asegura instalar 700 al mes en España, afirma que la adaptación a las nuevas monedas no se realiza de forma más rápida porque aún no hay suficientes en el mercado. No obstante, el fabricante reconoce que los dueños de los restaurantes que quieran adaptar los aparatos han de pagar unas 30.000 pesetas.

"No hay presión suficiente de la gente, porque, por ejemplo, el 15% de los duros que circulan son nuevos, las monedas nuevas de 25 pesetas suponen sólo el 8% y las de 50 y 200 pesetas sólo el 10%", explica.

Sin embargo, los datos que aportaba el fabricante de selectores no fueron ratificados por el Banco de España, que en la actualidad realiza un estudio para averiguar el grado de penetración que ha tenido las nueva monedas.

La Casa de la Moneda indicó que desde hace tres años se han puesto en circulación casi 600 millones de unidades de monedas de cinco pesetas. De 25 pesetas fueron 200 millones de monedas las que obran en poder de los ciudadanos. En total, son más de 1.000 millones de monedas de nuevo cuño las que circulan por todo el país.

En el servicio de cercanías de Renfe ya lo hicieron. Tienen 70 aparatos expendedores de billetes y cada uno de ellos acepta seis monedas, entre ellas la nueva de cinco pesetas y la de 25 con el agujero en el centro. Sin embargo, aún quedan otras, como las de 200, que rechaza. Por ello Renfe está diseñando unas máquinas que aceptarán hasta 12 tipos distintos, incluido el ecu, "cuando lo fabriquen", indica un portavoz de la compañía.

Los guardianes de las 'chocolatinas'

La propietarios de los principales salones de juego de Madrid se han dado cuenta de que su negocio no tendría razón de ser sin las monedas de nuevo cuño. Sobre todo en lo que concierne a las de cinco duros con agujero en el centro. "Ésas son las más cómodas para la gente, y se nota, porque muchos las prefirieron desde el primer momento. Además, eso no es muy común, porque cuando salen las nuevas monedas al mercado siempre provocan cierto rechazo en la gente", señala el dueño de unos recreativos que se encuentran en la glorieta de San Bernardo.Otro empresario dice que, aunque de las 35 tragaperras que posee en la glorieta de Bilbao sólo dos se hallan adaptadas a las nuevas monedas, ha decidido que todas las máquinas que compre traigan los monederos preparados para no rechazar ninguna calderilla. "De hecho, la mayoría de los faebricantes procuran sacar al mercado sólo las que aceptan todo el metálico", asegura el propietario.

Las reinas del dinero metálico entre los aficionados al juego son las chocolatinas, que es como se comenzó a apodar a las de 20 duros, y las de 25 pesetas -parecidas a las antiguas de dos reales-, por ese orden. Las que no tuvieron ninguna aceptación, a tenor de los dueños de los salones, fueron las monedas de 200 pesetas. "Todo el mundo quiere deshacerse de ellas, porque se confunden con las de cinco pesetas, y no hay cosa que siente peor que dar liebre por gato. Pero las de 100, que al principio no parecían gustar a nadie, se han implantado como las más cómodas y útiles para llevar consigo en el bolsillo".

La mayoría los dueños de los salones aseguran que todavía es pronto para cambiar los monederos de todas las tragaperras, aunque se cuidan de que las máquinas nuevas que compran acepten todo tipo de monedas. Pero eso no es óbice para que muchos de ellos tengan siempre dispuesto un buen lote de monedas de nuevo cuño, incluso para la gente de la calle que no pretende jugar en sus locales.

Ese es el caso del gerente de unos salones que se encuentran en la glorieta de Bilbao, justo al lado de dos cabinas telefónicas. La empresa pública tendría mucho que agradecer a este empresario. "La gente viene de la calle para que le demos monedas antiguas, porque son las únicas que funcionan en esas cabinas", dice el responsable de los rereativos.

En cierto modo, los empresarios de los salones de juego son los guardianes de las monedas de viejo cuño, y eso lo saben en el Banco de España, donde se cuenta con sus volúmenes de negocio a la hora de medir la penetración de las nuevas monedas en los bolsillos de los ciudadanos.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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