Jagge sorprende a Tomba en el eslalon
El esquí olímpico terminó como empezó: con sorpresa y triunfo de Noruega, que amenaza con monopolizar los podios en los Juegos de Lillehammer 94. Se esperaba al italiano Alberto Tomba, pero una primera manga muy discreta le dejó demasiado lejos de Finn Christian Jagge. Veintiocho centésimas de segundo le separaron al cabo de la gloria en el eslalon, pero no perdió ni la sonrisa ni su sentido del humor. Al llegar, se tumbó de espaldas, se santiguó y abrió los brazos como diciendo: "He hecho lo que he podido". Así lo confirmó después al confesar que se había confundido con el tipo de nieve al preparar los esquíes para su primera bajada.
Tomba es como es: obligó Jagge a levantar entre ambos a hombros al costarricense Alejandro Preinfalk, el último, cuando concluyó con el doble de tiempo que ellos. Un auténtico ridículo. Pero a Tomba le encantan estas situaciones. Po supuesto, fue a felicitar al no ruego nada más terminar su se gunda manga, pero no pudo hacerlo en ese momento. La habitual seriedad nórdica se ha desbordado en estos Juegos y los suecos Forgoe y Nilsson estaban manteando a Jagge.El triunfo de Jagge, un especialista del eslalon, tampoc fue tanta sorpresa, pues era el segundo mejor clasificado esta temporada. Pero supo esta ahí, por delante de Tomba, el favorito casi intocable. Al revés de sus compatriotas Aamodt, el ganador del supergigante, o de Ortlieb, el del descenso, que dieron como clave a sus entrenadores, Jagge dijo: "Tuvimo un momento muy malo en 1988, pero después hemos me jorado. ¿Por qué no podemos ganar igual que otros?".
Jagge sentenció el eslalon en una primera manga magnífica. Se la jugó y le salió mucho me jor que bien: más de un segundo sobre sus rivales y de segun do y medio sobre Tomba. En tendió a la perfección los dos muros y los dos planos del trazado.
Tomba, a quien se le vio preocupado con los esquíes ya en la salida, sólo se salvó, en cambio, de la caída en la tercera puerta gracias a la enorme potencia de piernas que posee La nieve dura, con placas de hielo, le sorprendió. Luego tras el susto, se le notó algo menos agresivo que otras veces y fuera de ritmo. Con su sexto tiempo en la serie, tenía el Everest delante para hacer aún más historia. Aun así, apenas le sobraron 28 centésimas. Rebajó nada menos que 1.30 segundos de los 1.58 que le sacaba Jagge. La segunda, eso sí, le iba a la perfección porque la suerte de los campeones había querido que la trazara su preparador, el anterior mito italiano, Gustavo Thoeni. Pero no fue suficiente: "Lo he perdido todo en la primera. Me equivoqué con la nieve y, para no irme, me fatigué mucho. Pero estoy satisfecho".
Podía estarlo. Al revés que el luxemburgués Marc Girardelli, que, tras ir haciendo en la primera manga la mejor bajada, con una técnica impresionante, se salió a tres puertas del final, o que Paul Accola, que completó el desastre suizo al acabar el sexto.
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