El ascensor del Faro se estropea al día siguiente de la inauguración
El ascensor del faro de la Moncloa, con vistas panorámicas hacia la calle de la Princesa, no resistió ayer el éxito de público. El miér coles, día de su inauguración, 500 personas subieron y bajaron en el elevador. A la una de la tarde de ayer, uno de sus dos cables de seguridad sufrió "una disfunción", según fuentes de la gerencia de Urbanismo, que recomendó paralizar -sólo ayer- su servicio al público.
El ascensor panorámico, que se eleva hasta los 92 metros, recorrió nueve kilómetros desde su inauguración hasta después del mediodía de ayer. En ese momento, un técnico de mantenimiento del aparato detectó que algo iba mal en uno de los cables de seguiridad. "Fue el primer día de uso intenso, en realidad un éxito de público", señala Luis Armada, director de obras de la Gerencia Municipal de Urbanismo.José Ramón, estudiante de sexto de Arquitectura, había decidido subir "por curiosidad" al Faro al salir de sus clases vespertinas. Quedaba una hora para que se cerrase al público la flamante construcción, visitable de diez de la mañana a dos de la tarde y de cuatro a ocho de la tarde.
La taquillera le recomendó que mejor lo intentase al día siguiente: "Mira, sólo funciona el ascensor de servicio, con capacidad para dos personas [tres con el ascensoristal, y cerramos dentro de un rato", le dijo. José Ramón mostraba ayer su sorpresa: "Es increíble, al lado de la taquilla ves la placa de mármol en la que lees que se inauguró un día antes".
En ese momento, a las siete de la tarde, había unas diez personas que como el estudiante de Arquitectura querían subir por el ascensor.
Pero Armada puntualiza que el elevador no se estropeó: "Al detectar algo anómalo en el cable, y tratarse de un ascensor singular, dado que sólo está agarrado por un lateral, decidimos cerrarlo al público por precaución". Para enfatizarlo, recuerda que el ascensor es de una marca suiza, Giesa Siler, una de las dos mejores del mundo. Hoy ya estará en funcionamiento.
El miércoles, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, glosaba esta torre, que ha costado 630 millones de pesetas, como "un símbolo de la evolución de la ciudad".
El Faro responde al más puro estilo arquitectónico High Tech (edificios construidos con metal, cristal y hormigón, en los que los servicios están programados y automatizados) y se inserta en el entorno de la Ciudad Universitaria, creada en los años veinte.
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