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Dímelo por signos

Los 8.000 sordos de la Comunidad pueden solicitar un intérprete gratuito

Pedro y Mónica acuden juntos al ambulatorio. Pedro, sordo desde su nacimiento, explica a Mónica, a través de gestos con las manos y el rostro, que desde hace días sufre mareos. Mónica, una profesional dedicada a interpretar el lenguaje de signos utilizado por los disminuidos sensoriales, transmite el mensaje al médico. Las 8.000 personas sordas de la región tienen la posibilidad de solicitar un intérprete gratuito en 1.880 ocasiones al año, para gestiones en hospitales, organismos oficiales, sindicatos o juzgados.

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Las asociaciones de sordos consideran urgente una ampliación de este servicio subvencionado por la Comunidad de Madrid desde su creación, en 1987.En Ocasiones, Pedro acude sólo al médico, o con su esposa, Isaura, también incapacitada para oír. Esta vez ha solicitado un intérprete porque le iban a entregar unos análisis y quería enterarse bien de los resultados. "Mi familia vive fuera de Madrid, -podría venir con algún amigo, pero ya me hacen bastantes favores cada vez que llaman por teléfono en mi lugar", explica es-te hombre, que trabaja en un laboratorio de protésis dentales.

Isaura asegura que ella siempre prefiere la traducción de un intérprete a la de un amigo, "es más neutral, los allegados siempre te dan una versión de las cosas, no te las traducen tal cual". El problema es que con sólo 1.880 servicios de intérpretes para los 8.000 deficientes sensoriales de Madrid, las posibilidades de contar con estos mediadores son bastante limitadas.

Cupo agotado

Por ahora el servicio está restringido a las situaciones más urgentes y aun así no da abasto. En 1991, el cupo quedó agotado en el mes de octubre, y fue necesaria una ampliación.Las visitas a ambulatorios y hospitales, las gestiones ante organismos oficiales y las comparecencias en juzgados son las situaciones en las que es más frecuente la petición de un intérprete. Cualquier disminuido sensorial puede solicitar estos servicios, con un día de antelación, en la Confederación Nacional de Sordos, entidad que hace cinco años firmó el convenio con la Comunidad de Madrid para desarrollar esta prestación social. En menos de un mes, será la Federación Regional de Sordos la encargada de esta tarea.

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Felix Jesús Pinedo, presidente de la confederación, cree que esta iniciativa debe extenderse a otras áreas, como la enseñanza, pero para ello es fundamental que se reconozca oficialmente el lenguaje de signos y la profesionalidad de los intérpretes". Pinedo, que perdió el oído con siete años, destaca que el servicio de intérpretes evita que el sordo tenga que estar continuamente pidiendo favores.

El Servicio Regional de Bienestar Social de la Comunidad invirtió el pasado año 9,5 millones de pesetas en esta prestación. Margarita Pedruelo, directora general de Servicios Sociales especializados, reconoce las carencias: "Nos gustaría ofrecer una mayor atención, pero tenemos problemas de disponibilidad presupuestaria".

El trabajo diario corre a cargo de 52 intérpretes del lenguaje de signos que se han ido formando a través de cursillos o en muchos casos, como consecuencia de tener familiares sordos. Cada intérprete cobra 5.000 pesetas por servicio, y está obligado a guardar el secreto profesional. No existe un límite de tiempo para las gestiones. Una visita al médico puede durar cinco minutos, pero una reunión de trabajo o una asamblea de vecinos pueden llevar varias horas de traducción simultánea.

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