Los crupieres del casino cierran el 50% de las mesas de juego durante un paro parcial
Unos 40 empleados de juego, crupieres, del Casino Gran Madrid, en Torrelodones, cerraron ayer casi el 50% de las mesas de juego que había abiertas sobre las cinco y media de la tarde. A esa hora, los trabajadores, que llevan 10 meses de conflicto laboral, emprendieron uno de los paros parciales que están desarrollado para exigir a la empresa que modifique el actual sistema retributivo. El reparto de la propina es el caballo de batalla que enfrenta a los empleados con la empresa.Los trabajadores tenían previsto asimismo realizar un segundo paro temporal, también de 75 minutos de duración, para las tres de la madrugada de hoy. El que efectuaron por la tarde fue secundado por la mayoría de los empleados.
Amador Escribano Muñoz (Comisiones Obreras), presidente del comité de empresa, dijo ayer ante un centenar de sus compañeros, concentrados en la puerta del casino: "No tenemos derecho a sueldo. Recordad que nos pagan de la propina", arengó.
El casino percibe anualmente más de 2.000 millones de pesetas en concepto de propinas. Con parte de ellas, paga los salarios de todos sus empleados, según ha reconocido la empresa.
Minutos antes de iniciarse el primer paro, en una de las dos ruletas francesas que hay en el casino, el jefe de mesa señaló: "última bola". Los clientes enmudecieron, sorprendidos por el anuncio. Sin embargo, otros crupieres ocuparon de inmediato las vacantes de los trabajadores que secundaban la protesta y, bajo la voz de "hagan juego señores", se calmaron los ánimos de los jugadores.
El casino de Torrelodones, que a las cinco y media de la, tarde de un viernes normal suele tener abiertas 13 mesas, del total de 57 con que cuenta, ayer, durante la protesta, sólo tenía 12 en funcionamiento. El paro obligó, además, al cierre de la única mesa de punto y banca; de dos de black jack, de una de ruleta americana y de otra francesa.
Esquiroles
Los trabajadores que secundaron el primer paro, unidos a otros que les esperaban en la puerta, se quejaron de las sustituciones "ilegales" que había hecho la empresa con "esquiroles" para ocupar así sus puestos de trabajo e intentar "reventar la efectividad de los paros temporales programados".
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